Capítulo 7

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Aquella noche había dado más vueltas a su cama que cuando era un niño de pecho. Observó sus manos, elevándolas hacia el techo. ¿Qué soy? ─ se preguntó, mirando sus pequeños dedos pálidos. Si no fuese por la presencia de Viktor, el jamás se hubiese cuestionado o meditado más allá de los dos segundos si era un omega o un alfa. Mari, una vez le había comentado que no solamente existían alfas u omegas, también existían los beta, aquellos que podían vivir libremente sus sueños sin estar condicionados a tomar un rol definido, o al menos así solía ser en la ciudad.

A él jamás le había incomodado la idea de ser omega, él lo había asumido por sentado. Ser un Omega traía consigo beneficios, por ejemplo, podría estar cerca de su familia, en especial acompañar a su madre en aquellas solitarias noches en las que su padre junto con su hermana salían por negocios un par de días; sin embargo, ahora quería tener la certeza de qué era.

Según lo que su madre le había explicado, era que usualmente el alfa percibía el aroma de su destinado, identificándolo con suma facilidad, por lo que era común que el alfa diese el primer paso en abordar la relación.

Yuuri había percibido el aroma de Viktor con nitidez, empero él no podría describir los matices de aquella fragancia tan exquisita que no fuese de modo general por sus escasos conocimientos; sin embargo, podría afirmar explicar a detalle como su cuerpo se vio alterado, esas noches que había pasado fuera de su alcoba fueron pura agonía. Él hubiese querido tocar más de esa piel y perderse en aquella mirada, consolarle y acunarle. Esos pequeños instantes robados en los que lo tuvo entre sus brazos o tocó su cabello, fueron suficientes para que su pecho ardiese.

Cerró los ojos, evocando su imagen, topándose con esos ojos gélidos, mirándoles con odio; aquel recuerdo provocó que sus entrañas se encogieran. No entendía qué había hecho para recibir aquellos desplantes, él se esforzaba en sonreírle a pesar de que no le correspondiese la mirada o el apretón de manos.

Yuuri sentía envidia también de su padre, el recibía la atención que él ansiaba, él deseaba desesperadamente que le devolviese el saludo o por lo menos que dejase de mirarlo con desdén y hastío.

Su ingenuo e inexperimentado corazón se incendiaba, sufriendo en silencio. Sin más preámbulos, abrazó su almohada con fuerza, esperando quedarse dormido, falló irrefutablemente en su cometido, cuando los primeros claros grises iluminaban su recámara.

Tomó un baño rápido, alistándose con premura. Quería ver a Viktor antes de que se fuese con su madre, como pretexto, pensaba preparar el desayuno, aprovechando que aún ninguno había despertado. Sin hacer mucho ruido, salió de la pieza, andando de hurtadillas por el pasillo y antes de entrar a la cocina, husmeó con cuidado si Viktor aún se hallaba en la habitación que su padre anteriormente usaba como depósito. Giró la perilla con cuidado, observando que este aparentaba estar profundamente dormido, Yuuri sonrió contento, volviendo a cerrar con cuidado. Se sentía un ladrón en su propia casa.

No pasó mucho tiempo en el que tuvo el café listo, junto con la miel y el pan recién horneado. Limpió sus rostro, quitando el hollín de su nariz con un pañuelo, dejándola un poco roja.

Viktor entró a la cocina, ya listo para desayunar, sorpresa fue la suya al encontrar a Katsuki hijo limpiando la cocina. Él pensó que era Hiroko quién había ido a verle a su improvisada recámara, así como había preparado el desayuno.

Carraspeó un poco, observando como Yuuri casi pegaba un brinco hacia el techo del susto; soltó una carcajada bastante divertida, no había planeado asustarle sin embargo lo había logrado. Buenos días─ saludó, tomando asiento en una de las sillas.

Las mejillas de Yuuri se habían tornado carmesí, debía ser un día de mucha suerte, haberse desvelado y pegado tal susto había valido la pena. Hizo una pequeña reverencia, inclinando su cuerpo hacia al de cabellos plata, trató de controlar sus nerviosismo, por lo que aprovechó la posición para tomar una amplia bocanada de aire.

Forjando nuestro destino #ViktuuriAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora