Capítulo 23

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Al despertar, me vi proveído de fruta y una jarra de agua, con su respectivo vaso al lado; aproveché para tomar un poco de ello y estirar mi cuerpo como si fuese un felino, mis caderas dolían un poco pero estaba satisfecho con ello

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Al despertar, me vi proveído de fruta y una jarra de agua, con su respectivo vaso al lado; aproveché para tomar un poco de ello y estirar mi cuerpo como si fuese un felino, mis caderas dolían un poco pero estaba satisfecho con ello. Sonreí al ver a Yuuri, entrando nuevamente a nuestra habitación, descalzo pero vestido con mi camisa y su pantalón; abrí mis brazos, recibiéndole para llenar de besos melosos sus mejillas, provocando que decorase un sonrojo en ellas. Aún seguía afectado por el celo, mis feromonas lo incitaban a que me tomase allí, al igual que mis manos paseando por su cuerpo.

─Viktor, tengo que traer las cosas que teníamos en la casa de Phichit ─dijo contra mis labios, deseando quedarse conmigo en nuestro hogar, haciendo el amor y retozando.

Hice un puchero bastante gracioso, empezando a rezongar, quejándome de que me dejaría solo aun cuando yo le necesitaba, al igual que nuestros futuros bebés aún inexistentes. Vi como deslizó sus manos sobre mi vientre plano, arrancándome suspiros ansiosos, al igual que los labios y lengua sobre mi cuello, vagando por las líneas tensas de mis músculos y la marca hecha, para finalmente dejar una pequeña mordida en mi cuello.─ Se un chico bueno Vik...

─Dime Vitya ─pedí, tomando entre sus manos en mis mejillas, dejándole un pico en sus labios─ si me llamas así, prometo ser un chico bueno.

Este rio divertido ante lo infantil que estaba siendo, revolvió mis plateados y desordenados cabellos, dejando un sonoro beso en mis labios sonrosados─ de acuerdo Vitya.

Hubiese ido tras él si no fuese porque el temblor de mis piernas por el celo y la ligera debilidad por la acción de la noche anterior no me lo permitían. Llevé mis manos a mi vientre, considerando la idea de tener un bebé de mi pareja en un futuro. Aquel sentimiento maternal me embargó, imaginando el color de ojos de aquel bebé, sus rasgos, su cabello, su piel; mi omega se regocijó ante la idea de que este se pareciese más a Yuuri, un bebé con los ojos rasgados y su color de cabello, con mi color de ojos, respirando en mis brazos, tan pequeño y frágil como eran los infantes recién nacidos.

Me estaba dejando llevar por la fantasía, por complacer la idea de mi lobo interior; aún no deseaba dar ese paso con Yuuri, primero debíamos de cumplir nuestros sueños y luego sentaríamos cabeza, con nuestros niños al lado y un lindo perro, cuidando de ellos y envejeciendo.

Yuuri regresó con un montón de paquetes, entrando y saliendo para dejarlo todo en la entrada, luego de escuchar la puerta cerrarse, los pasos apresurados me hicieron saber que estaba dejándolo a un lado de los cuartos vacíos.

Con cuidado, traté de bajar de la alcoba al sentir mis piernas un poco más firmes, apoyándome al poner mis manos sobre las paredes despintadas, caminando con cuidado hacia Yuuri, quien se encontraba sentado mirando la habitación, pensativo. Al verme, se levantó, tomándome en brazos, besó mis mejillas con cariño, regresándome a nuestra habitación para sentarse conmigo.

─Viktor... ─mis ojos repararon en los las fuentes marrones rojizas, escuchándole con absoluta atención─ tendremos que hablar con Chris y Phichit, les dejé una nota en la casa, avisándoles donde estamos y también que necesitamos de ayuda ─. Asentí, dejándome caer en su regazo, restregando mi mejilla en sus muslos─. ¿Dónde conseguiste comida? ─pregunté, dibujando líneas abstractas sobre su abdomen, viendo cómo se tensaba.

Forjando nuestro destino #ViktuuriAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora