Capítulo 11

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Aquella tarde había conocido por primera vez al doctor que tanto me mencionaba cuando volvía de la ciudad a verle, cumpliendo a mi palabra. De haber sido un omega me hubiese sonrojado hasta los orejas al percibir su alza de feromonas, sin embargo yo también soy un alfa por lo que me quedé descolocado. Ambos habíamos creado un tenso ambiente en cuestión de segundos por intentar pavonearnos y seducir al otro sin hacer uso de las palabras. Sin embargo, segundos después, fui consciente que no me resultaba desagradable y suponía que al rubio tampoco por las muda sonrisa que esbozó al instante.

Ambos nos habíamos acercado, estrechándolos la mano sin esperar que el menor nos presentase. Nosotros creamos una pequeña burbuja en dónde sólo estábamos nosotros dos, coqueteándonos con falsa cortesía. El había tomado el dorso de mi mano, besándola como cuando se saludaba a una antigua dama, los pequeñísimos bigotes habían tocado mi piel haciéndome sonreír, retiré mi mano de las suyas tomando una tarjeta de mi saco, pasándosela como si estuviese en una junta de negocios, él se aseguró de rozar mis dedos al tomar la tarjeta que le brindaba, dispensándose por no tener una para compartir.

Debía de admitir que aquellos ojos verdes lucían bastante enigmáticos y seductores bajo aquellas cejas más oscuras que el color de sus rubios cabellos. Esos ojos eran la viva representación de los ojos de la serpiente que tentó a Eva.

La voz de mi amigo me había traído de vuelta, y así también a Chris quien guardó la tarjeta en el bolsillo trasero de su costoso pantalón, sus zapatos brillaban tanto como su perlada dentadura.

Chris se despidió del albino que no conocía, este al parecer quería querer enterrarlo vivo con la mirada que le dedicaba, y en parte le entendía, sus manos se habían posado "inocentemente" en su cintura al abrazarle. ¿No era descarado de su parte hacer eso luego de flirtear conmigo? Fruncí el ceño con desagrado, sin embargo noté como sus luceros se posaban en Yuuri. Mi pequeño amigo se encontraba apretando ligeramente los puños.

¿Así que era eso? ¿Chris estaba provocando celos a Yuuri? ¿Cuál era su finalidad?

El inocentemente se volteó, yendo donde el menor de los Katsuki. Arqueé una ceja sorprendido, Yuuri fue bastante brusco al despedirse, apenas una sonrisa fingida y un escueto apretón de manos. Jamás le había visto así por nada ni nadie.

Chris se giró, volteándose hacia mí, dándome un pícaro guiño y un movimiento de cabeza, finalizó para partir.

Luego de ver al nuevo chico partir hacia el pasillo me acerqué mi adolescente amigo, preguntándole sobre él. Le vi indeciso de responder sin embargo sólo me comentó su nombre y que estaba trabajando para su padre. No quise indagar más sobre ello de momento, ya que conocía lo suficiente a mi amigo como para saber que no diría nada y sólo provocaría que fuese más hermético. Era mejor darle su aire, ya luego insistiría al tomar otras tácticas.

Conversamos de todo aquella tarde hasta el anochecer, le veía más animado con los libros que le había traído, las figuras siempre solían animar a Yuuri, quién como un niño pequeño me pedía que le leyese y le explicase con detenimiento las cosas. Esa faceta llena de ternura sólo yo la había visto, en dónde sus ojos se tornaban brillantes y emocionados al ver qué libro o historia nueva le traía. Me enternecía, y me gustaba, pocas veces había logrado tocar su mejilla provocándole sonrojos, sabía de su reticencia para ser tocado, Yuuri era demasiado tímido como serio con respecto al contacto personal y sentimientos, él prefería crear una barrera en donde no ser tocado era su gran muralla.

A mi edad, ya contando con 27 años, me sabía absurda su actitud, pero recordaba un hecho indiscutible, Yuuri aún era un adolescente, más aún, él era sólo un pequeño niño en un cuerpo de adolescente, sobreprotegido por su madre.

Forjando nuestro destino #ViktuuriAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora