El rubio se tensó, sentía sus mejillas arder, debería de estar rojo, pensó. No sabía que decir... El día en que le había dado su paraguas fue especial en él. Tuvo una amiga.
Aparte de Chloe, claro.
—Ay que digo —sonrió nerviosamente la azabache.
—Lo que nunca debiste ocultar.
Ambos se miraron a los ojos, como si vieran él alma de cada uno. Él tomó sus temblorosas manos y las juntó con las suyas, casi acariciando su suave piel.
Pensó en que estaba tan perdido en la mirada de Ladybug... Que nunca notó que la chica que amaba, era Marinette.
Dulce y hermosa Marinette.
En ese momento sintió “akumas” en él estómago. El momento era perfecto, pero ¿y si él no merecía a la chica? Ella era sorprendente. La azabache quitó sus manos para luego ponerlas en las mejillas de Adrien, acercando cada vez más su rostro.
Y él la besó.
Fue un corto pero perfecto beso, y supo que nunca iba a olvidar ese momento. Ninguno de los dos. Ambos estaban sonrojados por lo que pasó, pero ninguno arrepentido.
—M-me tengo que ir —agregó la chica.
—¿Tan pronto? —bisbiseó Adrien tímidamente.
—Si, es que... —empezó a jugar con sus dedos por los nervios que sentía—. Ya es hora.
Ella, prácticamente no quería irse. Pero tenía que hacerlo. El sólo la vio alejarse lentamente, era todo lo que quería. Sonrió al recordar sus labios junto a los suyos, en un hermoso jugueteo que le encantaría volver a hacer.
Ese cabello color azul.
Esa hermosa sonrisa tímida.
Esos ojos grandes y azules.
Sintió un escalofríos en su cuerpo. Esa chica podría ser Ladybug. Eran tan similares ahora que se daba cuenta que llegó a pensar en preguntarle. Si, eso haría.
Suspiró.
—Decídete, Adrien —la vocesita proveniente de Plagg se escuchó—. Tu compañera o Ladybug.
—Es que no lo entiendes, Plagg —espetó él rubio—. Es probable que Marinette sea Ladybug.
El kwami explotó a carcajadas mientras tenía él camembert en la mano, tratando de comérselo. Adrien frunció él ceño sin sentido del humor.
**
—¡Y nos besamos! —chilló una Marinette emocionada, en su lugar favorito. Arriba de su casa.
Alya, que escuchaba los gritos de felicidad de su amiga, la felicitaba por el teléfono. Hablaron un montón, hasta que la morena colgó por que ya era muy tarde.
—Que romántico —agregó Tikki, saliendo de su escondite.
La parisina asintió.
—¿Crees que le guste?
—Estoy segura —al terminar de decir eso, se escondió rápidamente.
Marinette supo del motivo. Chat Noir vino a verla, era algo extraño, pero no tanto. Ese gato siempre lo era.
—¿Qué ocurre, Chat?
—¡Esto! —le dio unas rosas rojas —. Tu amigo Adrien dijo que te las diera.
El rubio quiso ir a verla luego de tanta emoción. Pero había un problema... Su timidez se lo impidía. Por eso decidió ir con su disfraz, así todo era más fácil.
Ella se sonrojó.
—No sabía que se conocían —musitó—. Dile que muchas gracias.
Y tuvieron una noche agradable de muchos chistes y conversaciones típicas, además él quería saber si de verdad era Ladybug, pero no había ninguna prueba y ella parecía no tener ningún disfraz. Por lo que se rindió.
Su Marinette no era Ladybug, pero era su heroína.
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Lo que queríamos que pasara en Miraculous Ladybug
RomanceBesos, abrazos, actitudes y acontecimientos que nunca pasaron en Miraculous Ladybug... Ahora están aquí.