Brincaba de un lugar a otro, tropezándose algunas veces por culpa de estar pensando profundamente. Pensando en él.
Llegó a su objetivo, él no se encontraba aún. Se sentó arriba, para que pudiera verla y se quedó ahí esperando sin más. Habían pasado quince minutos cuando vio a Chat Noir aproximándose, le hizo señas y él la vio. Se posicionó al lado de ella, nervioso, y la miró.
—Disculpa la demora, yo... No es fácil para mi.
Ella sonrió tiernamente.
Pero estaba cada vez peor. Sabía perfectamente cuan difícil era, ya que ella nunca se ha atrevido a declarar su amor. Sintió un hilo en la garganta pensando en que pasaría si se declara y la rechazan. Eso sería doloroso, y no quería que Chat sufra eso.
—No te preocupes —rió—. Y bueno, ahora que estás aquí, ¿qué querías contarme Chat Noir? ¿Es por lo del beso?
Sabía perfectamente que no era esa razón, pero la chica prefería ignorar el tema. Él la miró asombrado y confuso a la vez, con esa sonrisa tan sincera que no era lo que resaltaba en él. Sus ojos lo eran. Verdes y penetrantes, casi se parecían a los de Adrien, pensaba la peliazul.
—Prosigue —dijo pervertidamente.
—Chat... Te besé.
Aquella jugó con sus dedos nerviosamente, apartó la mirada pero volvió a verlo para observar su reacción. Él gato estaba extañado pero sumamente feliz.
—No me acuerdo —bisbiseó fríamente.
—Es obvio, estabas hechizado.
Miró hacia abajo como pensando en lo que diría. Volvió su mirada hacia su amiga de traje rojo y la contempló pervertidamente.
—Bésame otra vez haber si recuerdo tus labios, Milady.
Ella se paró del lugar mirándolo nerviosamente. Chat miraba su traje con motas como si fuese lo único que hay en el mundo.
—Dime lo que me tenías que decir.
Ella estaba mirando al lado contrario de donde se situaba él. Estaba completamente nerviosa y no quería mirarlo. Sintió como él se paró y se acercó hacia ella. La tomó suavemente del hombro, casi acariciándolo, y hizo que se volteara, encontrándose con esos hermosos y grandes ojos azules.
Acarició sus azulados cabellos—. Ladybug, te amo.
—Chat...
—Es chistoso por que hoy te había hecho un poema en una carta pero la boté y... Alguien contestó mi poema más tarde, pensé que fuiste tú —rió—. Soñar no cuesta nada, ¿he?
Ella estaba perdida en su mente. Era mucha la coincidencia que se encontraba rodeando ese instante que no estaba segura si él era él mismísimo Adrien.
—¿Adrien?
Abrió más los ojos—. ¿Cómo conoces mi nombre?
—¿A-drien Agreste?
Él asintió lentamente todavía acariciando su cabello. Se había alejado un poco de ella por que sentía que la timidez se apoderaba otra vez de su personalidad. Se había ruborizado.
No resistió más y se acercó para besarla. Ella rápidamente dobló su rostro había la derecha con los ojos cerrados. Una lágrima salió.
Ella deseaba que él la besara. Pero no así, no sería justo. Él no la quería siendo lo que era. La simple chica de su clase que casi nunca le hablaba.
—Lo siento, Chat —murmuró—. Si supieras quien soy, no actuarías así conmigo. Y si, yo te escribí la carta... Pero mi otro yo. Ese que nunca tomas en cuenta.
Él había secado su lágrima.
—¿Quién eres, bugabó?
—Tu cabello es como la noche, tus ojos azules y grandes —rió tímidamente —. No me acuerdo más... Sólo te diré una cosa, piensa en una compañera tuya que tenga el cabello como la noche, ojos azules y grandes.
Se fue.
—¡Espera!
Era tarde.
Se había ido, y en su mente solo pasó una cosa. Algo que venía directo del corazón, algo que no pudo evitar decirlo a los cuatro vientos para que todos oyeran... Hasta ella misma.
—¡Te amo, Marinette!
Muchísimas gracias por los cien votos y cuatrocientos treinta vistas :D. Estoy muy feliz por que así se va creciendo. En serio que los amo, son lo mejor <3.
ESTÁS LEYENDO
Lo que queríamos que pasara en Miraculous Ladybug
RomanceBesos, abrazos, actitudes y acontecimientos que nunca pasaron en Miraculous Ladybug... Ahora están aquí.