Capítulo 6: señor pichón.

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Chat era alérgico a las plumas.

A Ladybug le resultaba irónico. Tras una dura batalla por fin pudo irse a su casa a terminar él sombrero de plumas que estaba planeando tempranamente.

La vida de una heroína no era nada fácil.

Alya estaba esperando a su amiga hasta que por fin llegó. No se encontraba el papá de Adrien, pero si su asistente, o lo que sea.

Hubo un pequeño problema, al parecer Chloe copió él diseño de Marinette, pero esta opinó todo lo que hizo e incluso la firma que tenía y su compañera se fue a llorar a otro lado.

Ella había ganado.

Chilló de emoción, Adrien usaría su sombrero para una sesión de fotos. La peliazul estaba muy emocionada. Todo era perfecto hasta que... A él se le ocurre estornudar.

—Lo siento, soy alérgico a las plumas —combinó avergonzado.

Ella sólo sonrió.

Luego se dio cuenta de que había mucha coincidencia en un sólo día. Él ya se iba, quería detenerlo y hablarle sobre el tema. Pero gran parte de ella creía que no podía ser posible que Adrien fuera ChatNoir.

—¿Y ahora qué tienes, Marinette? —soltó la morena, cruzada de brazos—. Ganaste, ¡cambia esa expresión de tu cara amiga!

En realidad, ni si quiera ella sabía por que estaba así. Si Adrien no pudiese ser ChatNoir, ¿entonces por qué no dejaba de pensar lo contrario?

—No es nada, Alya —rió—. Solo estoy cansada, nos vemos.

**

—No lo sé, Tikki —suspiró tranquilamente—. Seré sincera, ¿si? Creo que Adrien es ChatNoir.

Hasta pronunciar su nombre hacía que ella se sonrojara.

—No lo creo, él...

Marinette escuchaba atentamente a su kwami, al parecer, la pequeña mariquita era muy sabia y alguien en quien se puede confiar. Estaba pensando en alguna cosa y se demoró tiempo en responder, no tenía ningún argumento, así que Marinette seguía creyendo en quien era su gato acompañante.

Además, Adrien estranquilo... Muy diferente a Chat en muchos sentidos de personalidad. Pero ella creía que todos son diferentes usando traje y antifaz. No mostrar la identidad era algo en que confiar. Nadie te conoce, por lo tanto, no hay riesgo en sufrir vergüenza.

Ella se sentía diferente.

Se sentía más valiente y segura de si misma cuando era Ladybug. Al fin y al cabo, era la heroína de París, todos confiaban en ella, todos la querían... Pero siendo Marinette, son contados.

**

—¿Cómo crees que es Ladybug? —Plagg dejó de comer queso por un pequeño momento y centró su mirada al rubio, quien preguntaba eso.

—Ay no empieces, Adrien.

Frunció el ceño.

—Esto de identidades secretas me tiene loco, ¿por qué tiene que ser así?

—Buena pregunta.

Adrien esperó que Plagg se dignara a contestar, pero eso no sucedió. Seguía comiendo su apestoso camembert.

—Bueena respuesta —espetó Adrien con sarcasmo puro—. ¡Plagg, las garras!

Ahora era el gato defensor de París. Necesitaba salir a despejarse un poco, amaba su ciudad... Y la noche. Y con Ladybug como acompañante, sería una combinación perfecta.

—¿Chat? ¿Qué haces aquí? —una voz femenina resopló en sus oídos, era su Lady. Se sentó junto a él mientras miraban la hermosa torre parisiana.

—Al parecer, lo mismo que tú, Ladybug.

Se formó un silencio en el lugar, ni uno de los dos hablaba. Ninguno quería, era perfecto ese silencio. Una sensación de paz y tranquilidad viajaba por él viento.

—Pienso mucho... Y vine a despejarme —bisbiseó la catarina.

—Confía en mí, ¿pasa algo?

Ella lo pensó un poco, no era algo que se podía tomar a la ligera. Era de suma importancia para ella saber quien era el chico que se escondía en la tela negra.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó ignorando lo que había dicho.

Él la miró extrañado.

—A-adrien... ¿Por qué? ¿Me conoces, Bogabó?

—¿Adrien Agreste?

—...


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