Capítulo 19- Reflekta.

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Las fotografías en el parque fueron una buena idea, definitivamente. Sobretodo para Marinette, que Chloe no salía en las fotos y ella, en cambio, salía al lado de Adrien.

Se paralizó cuando sintió una de sus manos en su hombro. Según Alya, cuando un hombre abraza a una chica, posando su mano en el hombro, sólo la ve como amiga. Eso la hizo sentir patética, deseando querer tener algo con ese chico, pero él había dejado su mano en su hombro en un abrazo de amigos.

Disimuladamente toma la mano de Adrien y la deja reposar en su cintura. Sintió una discreta mirada por parte del rubio, pero no le importó. No quería que en la foto saliera como si solo fueran amigos. Prácticamente, lo eran. Pero, por lo menos, quería que en esa foto se ocultara la realidad.

Luego se acercó a Juleka, para tener una foto con ella. Quería dejar de sentirse nerviosa por las miradas de Adrien, no quería salir sonrojada en las fotos.

—¡Estupendas fotografías! —exclamó el hombre que sacaba las fotos. Los chicos seguían posando y disfrutando el momento.

—Me siento una modelo famosa —le susurra Alya a Marinette, sonriendo.

Ella sólo le guiñó el ojo mientras pensaba que su amiga está severamente loca. Adrien se acerca hacia ellas, estaban a una distancia corta, por lo que pudo escuchar a Alya decir eso y quiso ayudarla.

—Yo puedo hacer que seas una modelo famosa.

—Continua —arqueó las cejas.

Las fotografías habían llegado a su fin y en el parque sólo estaban cuatro chicos: Alya, Marinette, Nino y Adrien. Este último les contaba acerca algo que se le había ocurrido. A Alya le había encantado la idea que tenía en mente su compañero; sacarse sesiones de fotos.

La tarde siguiente un fotógrafo llegó al parque, uno de los tantos que Adrien tenía en sus contactos. Todos estaban interesados con la idea de la sesión, incluso Marinette, que no era muy fan. Esa tarde fue fantástica, todos parecían haberse divertido, pero había llegado la hora de irse. Nino y Alya habían preferido irse juntos, esos dos tenían en mente dejarlos solos.

—Y... ¿Quieres que te vaya a dejar a tu casa? —dijo con un poco de timidez rodeando a su personalidad.

La chica asintió—. Si quieres.

El camino a su casa era corto, la distancia no era mucha y él quería conversar con ella. Por lo que la invitó a comer algo. Normalmente no hacía eso, invitar a alguien, pero con Marinette era diferente. Ya sentados en una mesa, tan cerca el uno del otro, el silencio se hizo presente. Querían decir muchas cosas, pero la timidez lo impedía.

Él, decidido, la miró sonriente.

—Conozco tu juego, Mari —murmuró con una ceja arqueada.

Marinette quedó perpleja.

—¿A qué te refieres?

En un segundo ambos chocaron miradas. Pero las desviaron, evitando algún tipo de vergüenza. Se había quitado la mecha azul de la cara. Siempre lo hacia cuando se sentía nerviosa, y él ya sabía eso.

—Eso que hiciste en la foto del curso, poner mi brazo en t-tu cintura... Estás provocándome —se había callado al instante, un poco nervioso por lo que dijo, por lo que nunca pensó que se atrevería a decir sin antifaz.

—Tu empezaste.

Ella intentaba hacerlo creer que no se sentía para nada nerviosa. Pero en realidad si lo estaba y se notaba en todos los aspectos. Empezaron a hablar de cualquier estupidez, estaban entrando en confianza, cosa poco común. Pero ya se había hecho tarde.

—Hasta pronto, prrincesa.

Ambos quedaron perplejos. Él por decirle eso y arrepentirse porque solo se lo decía siento Chat Noir. Ella, por el mismo hecho de que sólo se lo decía Chat Noir, con el "prr" de gato.

Adrien se retiró de ahí, y ella lo siguió.

—Nos vemos mañana, Chat Noir.

Guiñó un ojo y corrió de ahí, alejándose de él. Por su puesto que lo había dicho de juego, pero luego pensó en si es verdad que Adrien sería Chat Noir.
Pero no importaba si fuera Chat Noir o no, si no que, sin importar quien era, ella sentía que lo amaba cada día un poco más.

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