Capítulo 12- Dark Blade (parte 1/2).

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Marinette postuló para ser presidenta de clase. Algo que Chloe no pudo tolerar. Ella quería ser presidenta de clase y si ella quiere algo, lo tiene.

A Marinette no le importaba mucho la opinión de su compañera. Todos estaban felices con la noticia, incluso Adrien.

Chloe habló con Sabrina, su sirviente, digo, mejor amiga. El plan consistía en arruinar la reputación de la azabache con tal de que ella renunciara para que la hija del alcalde ganara. Parecía un plan perfecto, por lo que al entrar a la casa de Marinette sacó su diario.

Sólo había un pequeño problema, estaba encerrado en una caja rosada con diseños. Pero nada podía impedir a la señorita Burgeous hacer lo que quisiera. Por lo que la cortaron con herramientas especializadas conseguidas por su padre, claro.

—¡Marinette! —llamó la rubia con voz melodiosa. Lo que le esperaba a la peliazul era algo horrible.

Gruñó.

—¿Ahora qué quieres Chloe?

Aquella la alejó de los demás. Caminaban juntas hacia un lugar apartado, como si quisiera hablar algo privado. Y ese algo, era muy privado.

De su espalda sacó el diario de la chica. Aquella exaltada, por instinto intentó quitárselo como podía. Unas manos la tomaron impidiendo que ella tomara el diario. Esas manos eran de Sabrina.
—¡Devuélvemelo, Chloe! —intentó liberarse de los delgados brazos de la pelirroja. Se frustró por no poder hacer nada.

—Podría fácilmente imprimir estas hojas y esparcirlas por toda la escuela —rió—. Pero como soy buena persona haremos un trato, ¿si?

Dio un paso hacia adelante enfrentando a la peliazul. El agarre de Sabrina se hizo más fuerte que Marinette, al forsejear sus brazos le dolía. Se encontraba desesperada por la circunstancia que estaba viviendo. Dependía de ella para salir de ahí. Tenía que hacer lo correcto.

—¿Qué procede? —murmuró serenamemte.

—Tienes que rendirte, Marinette —agregó con una mirada atenta y seria—. Renuncia.

Ella asintió.

Las amigas corrieron de ahí riendo como siempre. Marinette se sentó en el piso imentando tranquilizarse. Tomó su diario y lo abrazó como si fuera lo más valioso del mundo. Lo apretó en sus manos y sintió la ira que había en su interior. Casi descubren que está enamorada de Adrien.

Casi descubren que es Ladybug.

Un pensamiento recurrió por la mente de Marinette. Aquel trataba de que si ellas tuvieron el diario mucho antes, quiere decir que leyeron por lo menos las primeras páginas. Eso no puede ser. Apenas en la primera página decía: “No olvidaré ese día lluvioso en el que apareciste en mi vida como un sol” y palabras cursis como: “te amo, Adrien”.

Corrió hasta donde Chloe. Ella estaba parada justo al lado de Jagged Stone riendo y disfrutando de su casi victoria como siempre. Todos sabían que Marinette había renunciado por lo que al verla, sus miradas fueron de desilusionados.

Se acercó rápidamente a la rubia y la tomó del brazo atrayendola hacia ella. Ignoró las quejas de la rubia y la llevó casi arrastrando hacia otro lugar.

—¿Qué leíste en mi diario?

—¿Qué?

—¡¿Qué leíste en mi diario?! —agarró sus hombros y la movió fuertemente. Las personas se acercaron intentando separar a una alterada Marinette.

Chloe sonrió victoriosa.

—Nada aún, pero mira tu diario. No tiene hojas, están imprimiéndose. Nunca te imaginé tan tonta, Marinette.

**

Era su fin.

Chloe había imprimido muchas copias de todas sus hojas utilizadas. Estaban lanzadas por toda la escuela, muchas personas las habían recogido y se reían al leerlas. Ese día era fue horrible para la afectada. Corrió llorando a su casa con el libro que no estaba con sus hojas.

Ignoró a sus preocupados padres y subió a su habitación a encerrarse del mundo. Se tiró a su cama y se cubrió el rostro con su almohada. Unas lágrimas fueron expulsadas de sus ojos mojando un poco la almojada. Tikki salió de su escondite y fue a abrazar a Marinette.

Luego se acercó al diario—. ¡No todo está perdido, Marinette! Aún quedan hojas dentro.

La chica comenzó a revisarlas rápidamente, hoja por hoja. Sin perderse de ningún detalle. Se alivió un poco al ver que las hojas que estaban allí, eran las últimas.

Las que decían que era Ladybug.

Y otras que estaban en blanco. Pero no le importó, por lo menos nadie sabría su poder secreto.


**

No fue a la escuela tres días, les dijo a sus padres que estaba resfriada. Tampoco recibía ninguna llamada ni mensaje, quería estar completamente desconectada. Era difícil saber que Adrien lo sabía todo acerca sus sentimientos, pero tenía que ser fuerte.

Y no lo estaba siendo escondida en la pieza.

Ese día se levantó, se arregló para ir a la escuela y estuvo lista. Antes de salir dio un largo suspiro lleno de frustración y miedo. Un miedo que prometió que iba a superar hoy.

Abrió la puerta y se encontró con esos ojos verdes que la hacían paralizarse al instante—. Hola.

La chica dio un grito instintivamente mirando con ojos asustados a su compañero. Luego sus ojos estaban serios igual que su expresión. No se atrevía a mirarlo. Cerró la puerta detrás de si y siguió su camino.

—Marinette espera —ella frenó—. Sólo quería decirte que lo sé todo.

Se ruborizó.

—¿Qué pretendes con todo esto? ¿Hacerme sentir mal igual que tu amiga, no? ¿Por qué no mejor vas con ella y empiezan a burlarse de mi? ¿O acaso crees que...

Él la hizo callar besándola. Fue algo inesperado y a la vez algo que ella siempre esperó. Terminó rápidamente ya que ella lo acortó. Pensó que era una broma en la que no quería caer y por eso se alejó tímidamente.

—Lo sé todo —repitió—. Y no quiero que te sientas mal y que por esto no estés viniendo a clases.

Él tomó sus manos y ella lo miró atónita. No sabía que hacer en ese momento, por lo que prefirió seguir su instinto, seguir con el beso.

—Además, si no hubiese pasado esto no me hubiera dado cuenta que sentías algo por mí —él la miró sonriente —. Y tampoco me habría dado cuenta... De que también siento algo por tí.

Lo que queríamos que pasara en Miraculous Ladybug Donde viven las historias. Descúbrelo ahora