Capítulo 12- Dark Blade (parte 2/2).

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—Claro que sientes algo por mí —murmuró—. Sientes lástima.

Siguió caminando rumbo a la escuela y aquel la observó alejarse. Pensando en que su terquedad era tan, tan... Irresistible. La siguió a paso lento como cuan psicópata. Aquella terminó su caminata y lo miró acusadoramente.

—No entiendo por que te enojas conmigo, sólo quiero ayudar —dijo sonriendo.

Ella pensó que tenía razón. Se estaba desquitando con él, que no tenía nada que ver. Dio un suspiro y le sonrió tímidamente, para luego seguir con su camino.

—¿Podemos conversar?

—¿Y de qué quieres hablar? —se puso nerviosa.

Estaban sentados en la banca del parque. Estaba todo tranquilo, ella un poco sonrojada, pero ya no estaba tan nerviosa. Pensó por un momento que había deseado tanto eso, no de la misma cirscunstancia, pero igual cuenta. Miró a su acompañante para que hablara. Notó severos nervios en él.

—¿Y qué piensas hacer? Digo, la clase entera sabe que tu...

—¿Yo qué? —interrumpió mirándolo nerviosa... Otra vez.

—Oh, ya sabes... Que t-te gusto.

Ambos se miraron. Alya corrió a buscar a su amiga, estaba enojadísima. Miró acusadoramente a Adrien, quien estaba intranquilo por ver a una Alya furiosa acercándose.

—¡Oye tú! —puso sus manos en su cintura, mirando directamente a Adrien—. Si vas a hacerle daño a MI mejor amiga, como lo hizo tu amiguita, será mejor que te alejes.

—¡Tranquila, Alya! —Marinette hacia señas con sus manos—. Él me está ayudando.

La morena lo miró convincente, disculpándose. Notó que interrumpió algo, nerviosamente arreglaba su cabello.

—¡Ah! Em... Será mejor que m-me valla —corrió un poco pero frenó—. ¡Se ven lindos juntos!

—¡Alya!

Marinette se exasperó, pero Adrien sólo sonrió. La morena corrió y ambos la vieron alejarse.

—Sé perfectamente lo que tengo que hacer.

**

A

l entrar al salón, Chloe se rió haciendo alguna burla, que rápidamente fue detenida por un serio Adrien.

—Hola Chloe —saludó amablemente la azabache, en cambio, la rubia la miraba incrédula —. Te faltó imprimir esta hoja.

Sacó de su mochila su diario, y después seleccionó una hoja que tenía. Estaba completamente segura de lo que estaba haciendo, por lo que tuvo confianza en si misma, ya nadie volvería a verla caer si ella no lo permitía. Y si lo hacían, se levantaría como lo estaba haciendo ahora.

La rubia leyó lo que estaba dentro. Horrorizada y confundida dejó caer la hoja de su tiritona mano. Miró a su amiga pidiéndole perdón rápidamente y aún estando paralizada. Los demás se intrigaron y Marinettes les había informado lo que decía, nada más y nada menos que:

Agradezco a ese señor extraño por darme lo que nadie me ha dado jamás, un miraculous. En otras palabras, agradecida de poder ser Ladybug”.

Él más impresionado era Adrien, pero Alya no se quedaba atrás. Se sintió tan tonta por no saberlo por su cuenta. Le dolió que su amiga no se lo dijera a pesar de que sepe su fanatismo por la heroína de París, pero luego la entendió y la fue a abrazar.

Adrien quedó estático en su lugar, nadie podía quitarle la sonrisa.

—Lo siento por engañarlos pero no soy Ladybug. Eso les pasa por creer todo lo que decía mi diario. Lo lamento pero nada fue cierto, le tendí una trampa a Chloe —rió—. Para que vean que no es una persona confiable y puede robar objetos personales... Aun que en este caso, fue una trampa.

Todos le aplaudieron y aquella dio un pequeño discurso para que voten por ella. Y así lo hicieron, ese día no pudo estar mejor hasta que llegó la hora de irse y vio a Adrien desanimado en la misma banca en donde se habían sentado a charlar.

Se acercó tímidamente.

—¿Si no fue real, por qué no viniste durante días? —no apartó su mirada del suelo.

Ella se agachó para que él la mirara.

Le guiñó el ojo—. Todo fue real. Me gustas, y... Soy...

—Ladybug.

Se sorprendió. Ella asintió con ternura. No dudo ningún segundo en abrazarla. El abrazo fue correspondido de inmediato.

—Nos vemos, Milady —le guiñó el ojo para luego irse de ahí. Dejando que la confusión rondara por la mente de la chica.

¿Él será Chat Noir?

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