Capítulo 4: Quiebra-tiempo.

201 31 21
                                    

—Ya me estaba acostumbrando a tener dos Ladybugs cerca —dijo el gato, acercándose a la catarina.

—Ahora te acostumbrarás a no tener ninguna cerca —combinó esta, corriendo del lugar.

Se estaba alejando rápidamente.

—Algún día se va a enamorar de mí —suspiró mirando al cielo—. Es solo cuestión de tiempo.

Aquel gato se le ocurrió seguir a su lady para ver donde llegaba. Su curiosidad lo estaba matando y él no quería autodestruirse poco a poco. Vivía esperando saber quien era la chica de ojos profundos y misterioso que se escondía en su traje de motas.

Comenzó a seguirla sin que ella se de cuenta, tratando de hacer él menor ruido posible.

Y lo logró.

Estaba a una distancia considerable viendo como Ladybug entraba a la casa de su compañera, Marinette. Era extraño, ¿será ella?

¿O sólo son buenas amigas?

**

Al otro día, en clases.

Adrien llegó atrasado, ya que en la noche no podía dormir. Tenía muchas cosas en su mente pero todo era confuso.

Marinette... Ladybug.

Esas personas redundaban en lo más profundo de su ser confundiéndolo demasiado. A veces miraba disimuladamente hacia atrás para verla. Él único que se dio cuenta de eso fue su amigo Nino.

Él le sonreía a su amigo. Supo que le iba a preguntar muchas cosas en cuanto saldrían de clases, y comenzó a prepararse para decir lo que debía. Pero no quería levantar sospechas, mejor hablaría personalmente con la chica de pelo azul que tanto le estaba quitando el pensamiento.

Apenas terminaron las clases, le dijo a Nino que hablaría con alguien y que se juntaran después.

Y que invite a Alya a hablar con él.

Eso lo hizo para que Marinette esté sola y poder hablar los dos. Así sería menos vergonzoso. Quizás ni si quiera ella sea Ladybug. Quizás sean primas.

La vio entrar a la biblioteca y se dirigió hacia ella, iba a hablarle cuando una mariquita sale de su bolso. Empiezan a conversar. Era su kwami.

No podía creerlo.

Su lady era Marinette y esa idea era perfecta. No estaba desilucionado, estaba asombrado. Sonrió un momento, inconcientemente. Intentó acercarse pero falló en él intento, chocó con la estantería haciendo que calleran algunos libros.

Su kwami se escondió y Marinette quedó estática. Lo miraba sonriendo nerviosamente y con las manos en la mesa sin dejar de moverse.

—Adrien, h-hola. ¿Qué haces aquí? Digo, am... Eh —dio un suspiro—. Olvidalo.

—Milady.

La chica se herizó, su piel estaba mas blanca de lo usual y sus latidos salían disparados de su corazón. El gato solía llamarla así, ¿será qué...?

Él se acercó firmemente, pero ella dio un paso más lejos. Adrien notó que estaba asustada lo cual era algo lógico. No podían conocerse, aún que él quisiera.

—Lo siento —murmuró—. Tenía mucha curiosidad de saber quien era la hermosa chica que iluminaba mis días.

Él mostró una sonrisa.

—Chat...

—Disculpa si te halla decepcionado —bajó su mirada.

Tikki apareció en la escena encantada, se acercó al rubio que se asustó un poco pero luego sonrió viendo él kwami de su lady. Era muy tierno.

—¿Tú desilucionarla? —agregó sonriente—. ¡Por favor! Si supieras que...

—Tikki.

Ella sólo sonrió volviendo a esconderse. Adrien se acercó a ella mientras la miraba a los ojos. ¿Cómo no se dio cuenta antes? Era obvio. Se sintió imbécil por un momento.

—Adrien yo... No sé que decir.

—A veces, las palabras no son necesarias —puso una mirada pícara.

Luego se sorprendió de como había actuado. Era él auténtico Chatnoir. Aquel que era extrovertido y todo lo distinto a tranquilo. Se dio cuenta de algo... Podía ser él mismo junto a Marinette.

—¿A qué te refieres con eso, gatito?

La abrazó.

Ese día nunca lo iba a olvidar. Al fin y al cabo, es como ley de vida, lógica, que algún día sabrían quienes eran los que estaban detrás del disfraz. Y eso fue genial para ellos.

—¡Quiero camembert! —agregó Plagg—. ¿Donde estamos? ¡Tengo hambre!

—¡Plagg, no arruines el momento!

Todos rieron. Y desde ese entonces, supieron que amaban quienes eran, y como el destino los había juntado. El gato y la mariquita, nunca se habían sentido tan unidos desde ese entonces.

Al fin y al cabo, ambos están hechos el uno para el otro.

Lo que queríamos que pasara en Miraculous Ladybug Donde viven las historias. Descúbrelo ahora