Capítulo 15- El jugador.

122 15 22
                                    

Ella demostró ser muy buena en el juego. Prácticamente lo único que quería era jugar con Adrien, le daba lo mismo lo demás. Resultó ganarle a Max, su compañero que era excelente en este asunto. Sólo quería llamar la atención del rubio y lo había logrado.

El problema que surgió fue que se iban a juntar en su casa. Su habitación estaba repleta de las apreciadas fotos que tenía Marinette de Adrien, además de que sus padres eran algo metiches y eso, realmente, no era algo que le gustaba a la chica, que estaba como loca quitando las fotos de su habitación. Tikki la ayudaba.

La puerta se abrió. Él había llegado. Sentía a sus padres hablar con él abajo. Dejó lo que estaba haciendo y caminó bajando las escaleras. Se sonrojó al percatarse de que él la miraba, podía sentir el ardor en sus mejillas.

—Subamos —pronunció amablemente, esquivando las miradas de sus padres. Que probablemente la harían sentirse incómoda.

Dada la circunstancia, ya lo estaba. No es como que todos los días viniera Adrien a su casa. No es como que un modelo venga a verte todos los días.
Se maldijo por lo bajo por ser tan torpe. Caerse no estaba en sus planes, y se sonrojó al instante. Soltó unas risitas para también soltar sus preocupaciones. Por lo menos él no se había reído   y la ayudó a pararse. Eso la hizo tranquilizarse, pero en el momento de encontrarse con sus hipnotizantes ojos verdes tan cerca de los suyos sintió que los nervios volvieron para quedarse.

—¿Estás bien?

Ella asintió —. Am, ¿listo para perder?

Él se rió aceptando el reto. Estaban jugando y divirtiéndose, tuvieron algunas interrupciones de la familia ofreciendo comida que Adrien moría por probar, pero ella negaba todo.

Adrien la miró ligeramente mientras ella estaba concentrada en el juego. Notó que detrás de ella había una foto de él que estaba en un cuadro. En ese momento había dejado de tocar teclas mientras pensaba por que estaba su foto allí.

—¿Adrien? ¿Qué pasa? —su tono de voz estaba relajado, pensando en que todo estaba bien. Estaba ganando el juego, pero perdiendo su secreto de estar enamorada—. No te estás moviendo.

Al observar su rostro sintió miedo al girar su cabeza hacia el punto de vista que estaba mirando Adrien. Era realmente lógico, se le había quedado una foto de él.

Agachó su mirada y pausó el juego. Dejó que la tensión se alejara a cada respiro lento. ¿Qué podía inventar? Nadie tenía una foto de alguien en su cuarto por que sí. Lo miró de reojo y notó que él había dejado de observar la foto. Ahora tenía su mirada en ella.

Suspiró—. Quería que no te enteraras nunca.

Él tomó una de sus manos, ella al sentir su tacto se ruborizó. Lo miró asombrada mientras él sólo sonreía. Nunca pensó que iban a estar así, y menos en una situación como esta. Se acomodó el cabello y empezó a sonreir también.

—¿Puedo hacer algo por ti?

—Sí —dijo cortartemente, Marinette—. Haz como que nunca viste nada.

Le quitó la pausa al juego y en unos segundos ya se encontraban practicando. Él, definitivamente no quería esa respuesta. Estaba dispuesto a darle una oportunidad, no al cien por ciento, por muchas razones, pero si intentar. Lo que le impedía estar con Marinette era que él ya sentía “amor” por otra persona. Y cuya persona que había robado su corazón era Ladybug. Y nunca se perdonaría hacer sufrir a una chica tan amable y tierna como Marinette. Pero admitía que en ocasiones, Marinette y Ladybug parecían ser la misma persona.

—Mira Marinette, descubrí que eres mi admiradora —le guiñó el ojo mientras apreciaba lo esperado, es decir, que se sonrojara—. Y para que estemos a mano, te diré un secreto que guardo y que nadie sabe.

Parecía una idea perfecta considerando que a ella le intrigaba todo de ese chico. Quería saber todo lo que sus ojos escondían, eso parecía un poco psicópata, pero era la verdad. A ella definitivamente no le bastaba saber todas las partes a las que iba, y a la hora exacta.

—¿Que le escondes al mundo, he? —se sentó cómodamente. Sus facciones estaban más calmadas ahora, y estaba esperando la respuesta de Adrien.

—Yo... No debería decirte esto, pero quiero hacerlo —dijo intentando parecer tranquilo y natural, pero fallando en el intento.

Ella arqueó la ceja para que prosiguiera.

Él dejó de hablar.

—¿Es tan grande tu secreto? —agregó con los ojos fijos en él—. Por que si es así, no me lo digas, entiendo que quieras ocultarlo y...

—¡Yo soy Chat Noir!

Lo había dicho tan rápido mientras la interrumpía que ella guardó sus palabras al instante. De primera pensó que estaba mintiendo para ver la reacción que haría, pero al verlo serio supo que estaba diciendo la verdad. Empezó a pensar en todas las veces que lo ignoraba siendo Ladybug y se sintió realmente tonta al ver como nunca se le había ocurrido que él era el gato negro de París.

La vida es tan irónica. Moría por él siendo simplemente Adrien, pero viéndolo como Chat Noir no le interesó tanto.

—¿Quiere decir que eres amigo de Ladybug? —le preguntó mientras lo miraba inquietamente. Sabía a lo que quería jugar, y no iba a perder la oportunidad—. ¿Qué piensas de ella?

—A decir verdad, ella es una heroína increíble que se ve que es segura de si misma. Un poco torpe, pero hasta su torpeza es perfecta. Es como una rosa en medio de un invierno, única y fuerte...

No se dio cuenta que estaba hablando tanto de ella mientras la pensaba que se calló al instante, haciendo que la timidez le ganase. Ella por un momento se sintió así. Era increíble lo que hacía un traje con su antifaz; aparte de cubrir y ocultar su identidad, también la hacía ver segura. Pero siendo Marinette, seguramente nadie pensaría así de ella.

—Es el tipo de chica que le encanta a los chicos, ¿no?

Él la miró.

—Por eso, tu y ella son similares —luego de pronunciar esas palabras se dio cuenta que estaba muy cerca de ella.

A decir verdad, ambos notaron ese acercamiento tan tentador. Pero rápidamente se separaron por la interrupción de los padres de Marinette con sus exquisitas delicias. Cuando se fueron ella quería decirle que era Ladybug, pero no podía. Sentía que defraudaría a Tikki. Hubieron muchos intentos, hablaron de muchas cosas mientras jugaban, y él pareció quererla siendo sólo Marinette. Por lo que no le dijo su gran secreto. No se atrevió.

Pero se sintió bien consigo misma por tantas cosas lindas que él le decía, y con eso se confomaba.


No sé, amé esa foto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No , amé esa foto. Espero que les haya gustado el capítulo, intenté hacerlo lo más cursi posible JDLSSKSLJ. En fin, gracias por leer <3.

Lo que queríamos que pasara en Miraculous Ladybug Donde viven las historias. Descúbrelo ahora