Capítulo 8- Demoilustrador (parte 2/3).

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Sus ojos azules nunca habían estado tan grandes. Los apartó de la mirara de Adrien y miró él dibujo. Nathanniel además de ser excelente dibujante, también era excelente observador y eso era una desventaja para ella.

Volvió a mirar al rubio y notó que estaba asombrado admirando el dibujo.

—Marinette —agregó sin quitar la mirada de donde estaba.

Ella asintió.

Sabía lo que le diría, así que miró a sus pies, ocultando sus ojos.

—¡Te pareces mucho a Ladybug!

Lo miró sorprendida y aturdida al mismo tiempo. En realidad no sabía si él sólo estaba jugando o no. No podía decirlo en serio, que ciego era si fuese así.

—¿Por qué nunca me dijiste que te gustaba?

—Po-por que... Es difícil —combinó con un acento nervioso.

Él sonrió tratando de ocultar sus nervios, estaba apenado por ella. Ya que él amaba a otra persona y no podría usar a Marinette para olvidarse de su Lady. Eso sería egoísta, además Marinette es una buena chica, no se lo merece.

—Lo siento, Marinette —susurró.

—Sé que no sientes nada por mí, no te preocupes.

Esta vez, habló una fría Marinette que por dentro estaba destrozada. Tenía muchas ganas de llorar, por más que se aguantó una lágrima llena de dolor brotó por sus mejillas. Y él se percató de eso.

—De veras lo siento, Mari.

—Adrien ya, déjame. No es tu culpa.

—¿Entonces por qué siento que si? —esta vez, él intentó no soltar ninguna lágrima.

El clima estaba cambiando, había más frío y una llovizna que se convirtió en lluvia apareció apoderándose de la situación. Adrien indagó por su mente, cuando le pasó la sombrilla a su amiga... Todo era mejor en ese entonces. Ahora sentía que cada cosa que él decía la estaba lastimando.

—¡Marinette, espera! —exclamó cuando veía que se iba, la tomó del brazo pero ella se safó.

Seguía corriendo hasta que ya se había ido. No quiso que él la viera llorar. No quería que nadie sintiera lástima por ella.

—Tu dibujo se te calló... —bisbiseó en un hilo de voz. Lo tomó entre sus manos, estaba mojado por la lluvia... Pero aún así lo conservó.

**

—¡Soy un idiota, Plagg!

Exclamó enojado de si mismo mientras estaba sólo en su cuarto. Observaba él dibujo mientras sostenía sus intentos de ir a hablar con Marinette. No podría hacerlo, no lo lograría.

—Adrien, déjame ver él dibujo —el pequeño Kwami se acercó. Abrió los ojos y se rió—. Si, si eres un idiota.

—¿Eh?

Frunció el ceño.

—Marinette es Ladybug —agregó rápidamente con la mirada seria.

—¡Qué! Es mentira, no te creo.

—Entonces un gato tendrá que ir a su casa para hablar con ella, veamos si así me crees.

Lo que queríamos que pasara en Miraculous Ladybug Donde viven las historias. Descúbrelo ahora