La sopa celestial, o más bien, sopa Marinette, fue todo un éxito. Los jurados quedaron fascinados y la peliazul no había exagerado cuando dijo: su sopa es legendaria. Ella miró a Adrien agradeciéndole con la mirada por haber venido a ayudarla esa mañana y por acompañarla. Este le sonrió.
—Bueno, yo me voy. Hasta mañana —dijo el rubio avanzando hacia la salida.
—Adrien...
Él volteó esperando una respuesta por parte de su amiga. Podía sentir su nerviosismo y eso le daba ternura.
—¿N-no quieres probar la sopa?
Se acercó.
—Sopa Marinette —dijo tímidamente—. ¿Huele tan bien como tú?
Como era de esperarse, la muchacha se ruborizó al instante y se rió nerviosamente en su lugar. Él no podía evitar sentir ternura por ella cuando actuaba así, por lo que siempre intentaba intimidarla.
—¿Por qué no la pruebas? —guiñó el ojo, jugando a lo mismo de su compañero. Pero con la diferencia de que se arrepintió al instante de lo que dijo.
Él asintió con entusiasmo.
Cuando llegaron a la casa de la chica, su tío estaba tan contento que había decidido hacer mucha sopa. Aún no llegaban los padres de Marinette, por lo que estaban los dos en la sala de estar un poco incómodos por tanto silencio.
—Aquí está la sopa, yo ya me tengo que ir —agregó tranquilamente—. Marinette, tus padres llegarán en una hora.
Se despidió y se fue. El ambiente fue tenso por que la casa quedó sola. Eso quiere decir que ellos estaban... Solos.
—Mm... Que sopa tan espléndida —dijo el rubio, probando su primer sorbo.
—S-sí.
Esa sopa estaba deliciosa. Pasaron minutos conversando y riendo mientras la bebían. El celular de Adrien comenzó a sonar, este se dio cuenta de que lo estaban llamando, y que era Chloe.
—¿Por qué me estará llamando a esta hora?
—¿Qué esperas? —murmuró alegre—. Contesta.
Aquel rechazó la llamada y guardó el teléfono. La miró sonriente mientras ella alzaba una ceja, confundida por lo que hizo.
—Momentos así, no pueden ser interrumpidos.
—Aw que romántico -dijo Tikki escondida. Luego silenció su lengua asustada pensando en que había jodido ese "momento que no podía ser interrumpido".
Él confundido intentó ver de donde provenía esa vocesita. Como no había hallado a nadie en la habitación le preguntó a Marinette.
—De seguro estás algo cansado, yo no oí nada —rió falsamente.
Él asintió no tan convencido. Y de nuevo apareció ese silencio que transcurría en ese instante. Ya habían acabado la sopa y Marinette no dejaba de mirarlo " disimuladamente".
—¿Y... Qué quieres hacer? —preguntó inquieta.
—No lo sé —respondió como si estuviese pensando—. Dime tú.
Ella pensó un poco y se dio cuenta de que quería hacer muchas cosas. Estar a su lado era perfecto, le gustaba todo de él. Y mirarlo, no la dejaba pensar bien, se perdía en sus verdes ojos cada vez que intentaba pensar. Y odiaba amarlo.
—Si quieres, podemos ir arriba a ver el atardecer, no sé.
—Claro, buena idea —agregó un poco tímido.
Marinette estaba totalmente nerviosa recordando que tenía muchas fotos de Adrien en su habitación. Y para ir hacia arriba, tenían que pasar por allí. Sonó el celular de Adrien. Eso la alivió, ya que le dejaba tiempo para pensar.
—Contesta, iré a mi pieza a... Hacer algo —rió nerviosamente y corrió por las escaleras.
Rápidamente quitó todas las fotos, ocultándolas. Al bajar notó que él ya había finalizado la llamada y la estaba esperando mientras sonreía.
—Que fastidiosa puede ser Chloe con sus llamadas —dijo.
Ella rió y lo invitó a subir. El cielo estaba anaranjado y hermoso. Dejaron sus brazos en la rejilla y sintieron la cálida brisa que los envolvía. Ella lo observaba con timidez, en una de las ocasiones, toparon mirada.
—An... —agregó nervioso—. La sopa estaba muy buena, y huele tan bien... Como tú.
Otra vez estaba haciendo ese juego de coqueteos que ponía nerviosa a Marinette. Ella jugó con su cabello y se acercó más a él.
—Tu hueles a... —sonrió—. ¿Es camembert?
Ella estaba confusa y él avergonzado. No sabía como excusarse de eso, ya que estuvo casi todo el día con ella, ni podía mentir, ella ya sabe como pasó la tarde.
—Cuando nos separamos en el hotel del papá de Chloe, tropezé y me caí en ese queso —rió—. Que tonto.
Ella asintió sonriendo levemente.
Se habían acercado tanto que las respiraciones fuertes empezaban a sentirse. No dejaban de mirarse ni de preguntar mentalmente que estaban haciendo. Juntaron los labios en un armonioso jugueteo de lenguas. Ella le acarició el cabello y ya había perdido toda la vergüenza, ambos disfrutaban del momento.
—¿Marinette? ¿Estás aquí? —dijo su mamá—. ¡Oh, cielos!
Ella se alejó al instante de Adrien. Aquel saludó tranquilamente a la mamá de Marinette, como si le dijera: váyase acostumbrando, esto pasará a seguido.
—¡Hola mamá! —exclamó—. Adrien vino a probar la sopa pero ya se iba. Lo dejaré en la puerta.
Ella sólo asintió con la sonrisa que siempre tenía en la cara. Marinette y Adrien al llegar abajo se rieron de lo que había ocurrido. Terminaron el beso a las afueras de la calle. Ni las llamadas de Chloe, ni la interrupción de la mamá de Marinette, pudieron arruinar ese momento.
—No hay nada mejor que la sopa Marinette —Adrien le guiñó el ojo a la chica sonrojada.
Luego pensó un momento lo valiente que fue al decirle eso. Creyó que nunca se atrevería, estaba tan acostumbrado a ser el extrovertido usando un disfraz, que había olvidado poder serlo también sin el. Y así serían las cosas ahora en adelante.
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Lo que queríamos que pasara en Miraculous Ladybug
RomantizmBesos, abrazos, actitudes y acontecimientos que nunca pasaron en Miraculous Ladybug... Ahora están aquí.