Odio y traición

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Isabella

Salí corriendo hacia la cuna y tome a mi bebe en brazos, quien al sentir mi abrazo se calmó de inmediato.

Me gire a ver a pablo sin entender, todo este tiempo fue el quien me envió esos mensajes que me dejaron con los nervios de punta en muchas ocasiones ¿Qué se cree? ¿Por qué lo hizo? ¿Qué le hicimos para que se robara mi bebé?

Mi mente divago sin sentido mientras lo asesinaba con la mirada al tiempo que todo el dolor aumentaba y la tensión inundaba el lugar.

- ¿Por qué? – logre sollozar abrazando más a mí al bebe cuando dio un paso hacia mí - ¡no te acerques! – grite deteniéndolo.

Las lágrimas salieron aun con más intensidad mientras mi bebé volvía a llorar. Lo arrulle dándole un beso en la frente.

- tiene hambre, he intentado darle de comer pero no quiere – comento agachando la cabeza.

Lo fulmine con la mirada ante el hecho de que ni siquiera le ha dado de comer. Secuestra a un bebe recién nacido y no tiene la decencia de darle gota de leche.

- necesita de mi leche, idiota. No comida de la que usted debió haberle intentado dar – farfulle sentándome en uno de los sofás de la sala. Me baje un poco la camisa y el sostén para darle de comer, de inmediato mi hijo se abrazó a mí, pudiendo comer al fin.

Levante la vista, fijándome que pablo no quitaba su mirada de mi pecho.

- ¿Qué miras? ¿Nunca viste una mujer amamantando, o qué? – farfulle haciendo que alzara la vista a mis ojos. Negó.

- mi madre murió cuando tenía un año, no la recuerdo y tampoco tengo hermanos – comento con desolación.

Negué bajando la vista para verificar que mi hijo estuviera bien. Lo estaba. Ladee la cabeza con ternura esbozando una sonrisa, ante el hecho de que está bien mi hijo, está a salvo entre mis brazos y no dejare que alguien lo quite de ellos.

- Bianca no demora en llegar, necesito que te vayas Isabella – afirmo trastabillando.

Asentí, me levante y camine no sin antes tomar una cobija de la cuna para arropar al bebe mientras caminaba hacia la salida, pero pablo me la obstruyo.

- ¿Qué haces? – pregunto mirando él bebé.

- me voy como me acabas de pedir idiota. ¿Está ciego acaso? Tal vez por eso no le diste de comer a mi hijo. Ahora, hazte a un lado – ordene haciendo una seña para que se apartara.

Negó – no te puedes ir con él bebe en brazos

- vale, pues dame entonces un coche si es tanta la insistencia.

Volvió a negar – Isabella no me estas entendiendo

- te entiendo a la perfección pablo. Quieres que me vaya de aquí sin MI bebe y escúchame bien... - me acerque a él, hasta que su cara estuvo a milímetros de la mía – no me separaras de mi bebe. Sobre mi cadáver ¿entendido?

Abrió la boca pero fue interrumpido por la risa de alguien que conocí hace un año y siempre se presentó ante mi muy dulce y sincera. Alguien a quien le confié mi vida entera, una persona a la que le conté como fue mi vida en estados unidos y como fue mi historia de amor con Nicolás y aun así me traiciono. Prefirió traicionar porque quien sabe qué cosa y ahora se hizo presente.

Bianca.

Pablo se apartó de la puerta de entrada apareciendo Bianca, como siempre bien hermosa y despampanante. Con un esqueleto blanco con incrustaciones en el escote, una falda de skater negra con estampado de corazones diminutos blancos y una chaqueta de cuero acompañado de un bolso grande y sus infaltables tacones de aguja.

Se acercó a mi amenazante, sin embargo, a pesar que me lleve una cabeza de diferencia alcé la cabeza con valentía y la fulmine con la mirada. Al quedar frente a mi sonrió de medio lado.

- esto merece una foto ¿no lo crees? – pregunto entornando los ojos hacia pablo, que asintió sacando una cámara de un mueble junto a él.

Bianca negó cuando él se acercó a tomar la foto – es más rápido por los móviles... - afirmo sacando su móvil apuntando con su cámara hacia a mí – sonríe Isabella, que se note que amas a tu bebe.

Hice una sonrisa forzada que pareció mas una mueca bien intencionada y le escupí cuando bajo el celular.

- perra – farfulle.

- éntrala al auto, pablo... - le ordeno sin quitar la mirada de mí. Se giró a verlo furiosa.- ¡ahora!

Este se acercó a mí y con el codo le pegue en el estómago. Con mi hijo en brazos Salí corriendo saliendo de aquel lugar, corrí mientras él bebé lloraba por las gotas de lluvia que le caían en la cara.

Sin saber qué hacer y sin haber gente por el barrio, intente entrar en una cafetería pero estaba cerrada, seguí corriendo mientras escuchaba los gritos y ordenes de Bianca y sus tacones siguiéndome.

La respiración se me corto y me escondí detrás de un bote de basura entre un callejón para que no me viera. Él bebé, había parado de llorar y solo se había quedado dormido. Aguante las lágrimas que iban a salir de mis ojos y solo lo abrace, temiendo que nos encuentren y quien sabe que me haga.

Pero fue demasiado tarde. Alguien me rapo él bebe de los brazos y cuando alce la vista la vi con un arma apuntándome a la cabeza también. 

Nunca te dejaré de amar #2 MQADonde viven las historias. Descúbrelo ahora