Nicolás
Llegue cuando la enfermera salió de la sala de parto en busca del padre. Me lance a la puerta donde la enfermera en un fluido italiano me hablo:
- disculpe, pero primero debe ponerse un traje para que pueda entrar con su mujer.
- pero, está dando a luz y usted me pide ¿qué me coloque un traje? – enarque las cejas disgustado.
Ella con sus negras cejas delgadas asintió seriamente. Rodé los ojos resoplando rendido.
- bien
Me sonrió, indicándome una habitación donde señalo un traje el cual supuse es para mí, por lo cual me lo coloque en menos de lo que alguna vez fui capaz de vestirme. Salí del cuarto a la sala de parto.
Los nervios me iban a mil y abrí la puerta, mientras el doctor le pedía a Isabella que pujara.
Me acerque a ella y acune su cabeza entre mis brazos completamente paralizado por el momento. Ver cómo nace mí bebe frente a mí y como sufre Isabella al dar a luz, me destroza el alma pero lo que más me impacta es la cantidad de sangre en la bata de Isabella y en los guantes del doctor. Cuando este se fijó de mi palidez, la enfermera que antes me acompaño se acercó pero negué.
Me quedare aquí, aunque me desmaye en el acto. Isabella y él bebe me necesitan.
En cambio, baje la vista a ver los ojos de Isabella llenos de miedo en su iris y sufrimiento.
Acaricie su cabello acuclillándome para estar a su altura.
- cariño, solo falta poco – susurre uniendo nuestras frentes.
Escuche la respiración entrecortada de Isabella que asintió pujando con más fuerza observándome solo a mí. Observándonos mutuamente diciéndonos todo.
La mire y ella a mí, hasta que un grito de bebe nos sacó de nuestro contacto visual. Nos giramos al tiempo en busca del sonido, encontrando al doctor completamente erguido sonriéndonos con él bebe en las manos.
Respire entrecortadamente por los nervios hasta que la enfermera de cejas negras se acercó a nosotros con él bebe en brazos llorando dándoselo a Isabella.
Ella al verlo y tenerlo entre los brazos, lloro de la felicidad, las lágrimas salían a borbotones de sus ojos y yo solo podía ver a aquel ser diminuto que calmo sus sollozos con los ojos cerrados para acercarse más al pecho de Isabella para recibir el calor que este emanaba.
Sonreí de felicidad pura, que jamás experimente. Viendo como Isabella contemplaba igual que yo completamente atónita lo que estaba sucediendo. Los dos solo observábamos al bebe apretujado al pecho de su madre, reconfortado por su olor. Hasta que corte el silencio.
- te amo – murmure en dirección a Isabella. Ella se giró a verme y sonrió con lágrimas en los ojos, llena de felicidad y tristeza unidas. Llena de júbilo y triunfo hasta que no pare de balbucear.
No pare porque no sabía que más hacer. Siempre repetí lo mismo, una y otra vez mientras el doctor y las enfermeras nos observaban con ternura.
- te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo – murmure uniendo nuestras frentes saliendo una lagrima de mis ojos – los amo con todo mi ser y prometo jamás fallarles.
Isabella me sonrió para después besarme, besare con desespero hasta que él bebe tosió haciendo recordar que el también quería ser parte del espectáculo. Reímos apenados y decidí tomarlo en brazos.
Lo alce y acune en mis brazos hasta que abrió los ojos, evaluándome con la mirada para después reír. Reír como nunca y acercar su pequeña manito a mi mejilla para limpiar una lagrima que cayo.
- prometo, jamás en la vida irme – murmure sellando un pacto con el nuevo integrante de la familia.
Después le pase él bebe a Isabella, quien al verle los ojos sonrió.
- son los mismo ojos que los tuyos – comento risueña al tiempo que él bebe se tornaba serio y evaluaba a Isabella para después reír aún más hermoso.
Reí - y heredo de ti la risa – le di un beso en la coronilla a Isabella que levanto la cabeza para darme uno en los labios.
- te amo – murmuramos al unísono para soltar la carcajada con lágrimas en los ojos secas de la felicidad y él bebe nos acompañaba la risa.
Siendo felices, entre risas y besos.
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Nunca te dejaré de amar #2 MQA
Teen FictionLas segundas oportunidades, son muy importantes y más en una relación. Una como la mía con Nico donde la confianza estará más que impresa en nuestra nueva vida en Milán. Lejos de Los Ángeles, nuestros amigos, padres e incluso de nuestros enemigos ¿o...