Mis ojos pesan pero de igual manera los abro, poco a poco. Paso mis manos por mis ojos para ver mejor y poder bostezar. En cuanto enfoco bien mi entorno, me incorporo cubriendo mi desnudes con las sabanas y una risita traviesa se forma en mis labios al recordar la gran y excitante noche junto a Ryan.
Miro en todas direcciones tratando de encontrarlo, pero no lo veo por ningún lado. Lentamente salgo de la cama y tiemblo al tocar el frío suelo con mis pies. Veo mi ropa interior en una esquina de la habitación y me pongo colorada de la vergüenza mientras camino de puntitas hasta llegar a ella y ponermela. Me acerco a la cama y veo la camisa de Ryan a los pies de esta, la levanto entre mis manos y su aroma inunda mis fosas nasales, me coloco la prenda y salgo de la habitación sigilosamente. Al salir me encuentro con el mismo pasillo por el que pasamos anoche, la diferencia es que ahora se ve con claridad por las luces de las lámparas. Los cuadros en las paredes llaman mi atención, parecen retratos, todos son realmente hermosos, pero uno en particular es muy bueno, el tercero ubicado justo en el medio. Es una mujer, no parece mayor de cuarenta, cabello color marrón oscuro, facciones delicadas y unos preciosos ojos azules. A decir verdad se parece a Ryan, a menos que...
–¿Te gusta?
Me volteo y veo a un sonriente Ryan apoyado en la entrada del pasillo, con un pantalón de piyama, descalzo y con el torso descubierto.
–Es muy bonita. ¿Quien es?
El se acerca y se para junto a mi mirando a la mujer en el cuadro.
–Es mi madre. Todos son cuadros de mi familia –me toma de la mano y caminamos dos pasos hasta el siguiente cuadro. Eran tres niños, dos niños y una niña– Estos somos mis hermanos y yo. La del medio es mi hermana Riley y el de la izquierda es mi hermano Rony.
Miro a los niños y sonrío, son realmente hermosos. Volteo la cara y veo a Ryan admirando el cuadro hasta que mueve la cabeza y me descubre mirándolo, una sonrisa sale de su boca y se acerca para unirnos en un pequeño pero lindo beso. Al separarnos me lleva —aun de la mano— hasta la cocina. Una vez ahí me sorprendo al ver una bandeja llena de comida, levanto una ceja mirándolo mientras nos acercamos a la barra de mármol.
–Quería llevarte el desayuno, pero alguien se levanto antes.
–Perdón señor por arruinar su sorpresa.
Ambos sonreímos y nos sentamos para comenzar a degustar la comida, la cual consistía en hotcakes, tocino, ensalada de frutas y jugo de naranja. Desayunamos en silencio, siendo honesta aun no se como me siento sobre lo que paso anoche entre nosotros, me gusto sin duda y encantada lo repetiría, pero aun sigo sin entender cual es mi papel en su vida a partir de ahora. Porque si lo unico que el espera de mi es que mantenga mis piernas abiertas cada vez que se le antoje follar, me iré en este momento. Una vez terminamos de desayunar seguimos en silencio hasta que decido hablar y aclarar todo.
–Ryan, ayer te hice una pregunta y nunca me respondiste.
–Te refieres a que papel juegas tu en esto? –asiento y el se encoje de hombros–. Creo que te di una demostración muy clara.
Frunzo el ceño y subo mis brazos cruzados sobre la barra.
–Así que, voy a ser tu prostituta privada.
–Yo no dije eso. –dice con notable molestia.
–Pues eso parece Ryan, ya que si mal no recuerdo nos acostamos anoche. ¿Esa es tu demostración?
–Lo unico que hice anoche fue mostrarte lo que quiero hacer contigo. Anoche lo que hice fue adorarte Perrie, y lo quiero hacer mil veces mas.
Mi mueca de desorientación parece confundirlo, por lo cual toma mi mano y se levanta provocando que también lo haga, comienza a caminar hasta la sala, al llegar se sienta en un mueble individual al lado derecho del sofá y me hace sentarme sobre su regazo.
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Algo Más Que Una Amante ©
RomancePerrie Hetson es una joven de 21 años, graduada y soltera que califico para un empleo como asistente ejecutiva del presidente de una de las empresas constructoras mas famosas del país, pero las cosas se revuelven cuando conoce a su nuevo jefe, Ryan...