Capítulo XXV

13.6K 597 19
                                    

Mi autoestima, bajo en picada y se estrello contra el suelo de la forma mas humillante y dolorosa posible. Cuando mi hermana llego le dije todo y lo único que hizo fue maldecir una y otra vez a Ryan, durante la noche no cene, solo me encerré en mi recamara a pensar. Era como si mis sentimientos se hubieran secado por completo. Ese dolor que sentía hace unas horas ya no estaba, solo había vacio. Se que dije que me olvidaría de Ryan, y si lo estaba haciendo pero es un proceso lento, y gracias a esa invitación, también doloroso.

Estuve vomitando toda la noche y la madrugada, Tori me molesto una y otra vez para que fuera al doctor, le insistí en que solo eran las consecuencias de la inesperada noticia, pero eso no la calmo, incluso llamo a Marissa, la cual al igual que mi hermana lo primero que hizo al saber toda la historia fue maldecir a Ryan y casi que a toda su familia para luego insistir en que fuera al doctor.

Ambas están sentadas conmigo esperando los resultados de unos exámenes que una doctora me realizo hace dos horas, durante ese tiempo trataron de que hablara mas de lo común, ya que solo pronunciaba monosílabas la mayor parte del tiempo. Marissa no dejaba de mirarme como si fuera un bicho raro o algo así, pero la ignoro.

-Perrie Hetson.-dijo una enfermera, me levanto seguida de mi hermana y ambas entramos a la oficina de la doctora mientras Marissa se quedo afuera esperándonos. Una vez adentro, me siente en una de las dos sillas frente al escritorio de la doctora.

-Muy bien, Perrie. He detallado mucho tus exámenes y los e mandado a confirmar para no tener ningún error en los resultados, ya que en estos casos suele pasar -frunzo mi ceño mientras miro a mi hermana, la cual esta igual que yo. La doctora solo abre el sobre y lee los resultados en voz alta-. Felicidades Perrie, vas a ser madre. Tienes dos meses y dos semanas de embarazo.

Al finalizar la doctora, me quedo en blanco. ¿Yo? ¿Embarazada? Eso no puede ser, no puedo tener un bebe ahora, y menos si el padre no esta, porque esta a punto de casarse con alguien más.

Mi respiración se corta, mis nervios se duermen, siento que voy a desmayarme o a tener un ataque cardíaco, esta es mucha información para mi.

Tori y yo salimos de la oficina de la doctora luego de que agendara una cita para ver al bebe por primera vez en una semana. Marissa se levanta en cuanto nos ve, está a punto de preguntar algo pero mi hermana le señala que no con la mano, las tres salimos del hospital en total silencio. El camino de regreso al departamento fue igual de silencioso, nadie decía nada, yo por mi parte no tengo intenciones de hacerlo.

Una vez llegamos a nuestro edificio, lo primero que hago al entrar por la puerta de nuestro apartamento es correr a mi habitación y encerrarme con llave. Es esa clase de situaciones donde no sabes que hacer y tu única alternativa es esconderte del mundo, pero la realidad es que te escondes de ti mismo, de la realidad de la vida, pero eso no la hace desaparecer, o al menos no para siempre.

Acostada en mi cama con la mirada perdida en algún punto del techo una idea absurda me llega a la mente, me levanto de la cama y camino en dirección a mi espejo, una vez frente a el me levanto la camisa blanca que traigo puesta y me coloco de perfil. No veo mi barriga muy crecida, creo que si logro notar la diferencia, pero es muy mínima, hay que ver muy detalladamente. Bajo la mirada y llevo una mano a mi estómago para empezar a acariciarlo muy lentamente. Una pequeña sonrisa aparece inconscientemente en mi rostro.

-Llegaste por sorpresa, pequeño. Tengo que decirte la verdad. Tu papa y yo ya no estamos juntos, pero eso no quiere decir que no te voy a querer, porque aunque no te conozco aun, ya te tengo mucho cariño. Y disculpa por la reacción que tuve al saber de ti. -es verdad lo que dicen sobre que te enamoras de tus hijos en el momento en que descubres que existen. Se que será difícil, pero tengo que ser fuerte, ya no solo yo tengo que cuidarme, sino que también debo cuidar a alguien mas que depende de mi. Bajo otra vez mi camisa y camino hacia mi puerta para abrirla, lo primero que veo es a mi amiga con mi hermana, ambas mirando televisión sentadas en el sofá. Me les acerco y hago ademán de que estoy aquí, la primera en incorporarse rápidamente es Marissa, la cual me mira con un gesto de preocupación, por lo cual deduzco que mi hermana no le ha dicho nada.

Algo Más Que Una Amante ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora