Capítulo XXXIX

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Mi mente esta despejada, mi cuerpo no se mueve, mis sentidos ya no existen, al igual que mi fuerza de voluntad. Solo estoy acostada boca arriba sobre el mismo colchón, deseando dos cosas, que Ryan venga pronto por mi o ya estar muerta.

La única ventaja de todo esto es que el problema con la tortura constante, es que no la puedes hacer peor. Ya mi cuerpo dejo de sentir, la última vez que me golpearon no sentí nada en mi costado izquierdo. Lo único que siento todo el tiempo es el movimiento de mi pequeño Shawn dentro de mi pidiéndome que por favor lo alimente o que deje de llorar.

La puerta se abre y por ella entran dos hombres vestidos de negro. Me toman de los brazos y me arrastran hasta el lugar donde me han estado torturando durante no se cuanto tiempo ya. El almacén se ve mas grande sin los autos y las sillas donde nos sentaban. Tori, Sean y Howard están de rodillas en el centro del lugar sobre el suelo con las manos amarradas en la espalda. A mi me colocan junto a ellos empujándome haciendo que las rodillas me duelan.

Frente a nosotros aparece Selina con una gran sonrisa y algo en su mano izquierda, no es hasta que se para a solo un metro de mi que veo que el objeto es un arma. Ella me mira a los ojos aun con su sonrisa de victoria buscando alguna señal de terror en mi rostro, pero no lo encuentra. Simplemente porque ya no tengo miedo, ya no siento nada.

–Veo que ya has aceptado tu destino. –dice con voz de triunfo. A lo que yo suelto una pequeña risa, la cual se vuelve una mueca por el dolor en mi labio partido.

–No... se que no lo harás.

Su sonrisa se va y una mueca de confusión y a la vez de ira toman su lugar. Ella se inclina y se apoya en una rodilla para verme a la cara.

–Explícate estúpida.

–Es simple. Pudiste matarme en tantas oportunidades, pero no lo hiciste. Tu no me quieres matar para causarle dolor a Ryan, tu lo que quieres es que el me vea así, roto, sucia, indefensa. Pero no muerta.

Una pequeña sonrisa aparece en su cara mientras asiente con la cabeza.

–No eres tan inservible y estúpida como lo pensé. Pero como ya no me sirves de nada, no me dolerá matarte a ti y a tu bastardito.

Ella se endereza en sus dos piernas y carga el arma para luego apuntarla en mi cabeza.

–¡No! –Tori comienza a gritar y a moverse. Pero Selina la ignora, ella solo me ve a los ojos con esa sonrisa. Cierro los ojos al negarme que la última imagen que vea sera su rostro.

Espero con paciencia a que hale del gatillo y acabe conmigo como tanto lo desea. Lo primero que pasa por mi cabeza es el rostro de Ryan. Su sonrisa, sus ojos, su cuerpo y sobre todo lo feliz que me hizo, una sonrisa pequeña se forma en mi boca.

Pero lo que escucho a continuación no es el arma disparándome, sino una explosión. De un momento a otro dejo de sentir el arma en mi frente, abro los ojos y lo que veo me deja en shock. Una brigada entra por un enorme hoyo en la pared que deja entrar la luz. Pero lo que mas me impresiona es ver a Ryan entrando con un chaleco anti-balas y un arma en su mano mirando por todas partes buscando algo.

Cuando sus ojos se posaron en los mios mi pulso se aceleró y el miedo de que esto no fuera real desapareció en cuanto se arrodillo frente a mi y toco mi rostro.

–Ryan... –susurré mirando esos ojos que siempre me quitaron el aliento.

–Ya todo termino mi amor, te voy a sacar de aquí. –dice sin apartar su mirada de la mía mientras desata las cuerdas en mis muñecas. Cuando lo logra nos ponemos de pie. Observo por un momento nuestro alrededor y veo policías llevándose a los hombres de Selina, pero no la veo a ella. Miro a todas partes tratando de encontrarla pero no lo hago.

Algo Más Que Una Amante ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora