Capítulo XV

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Media hora después llego la pizza y cenamos entre risas, anécdotas, etc.

Estuvimos así hasta altas horas de la noche. Tuve que volver a casa, aunque Ryan insistió una y otra vez que me quedara. Al volver deje la caja con el vestido dentro de mi armario y me senté en la cama con una estúpida sonrisa, aun me cuesta creer lo que paso hace apenas unas horas.

Descubrí cosas sobre Ryan que no me imaginaba, hablamos abiertamente de lo que sentimos, soy oficialmente su novia, y para cerrar con broche de oro. ¡Voy a conocer a su familia!

Mis nervios crecen al pensar en eso. ¿Que les voy a decir? Básicamente hablando, soy pareja de Ryan desde hace menos de seis horas. Aunque prácticamente llevamos juntos casi un mes. Pero eso no me quita los nervios, quiero agradarles como cualquier mujer quiere agradarle a los padres de su novio.

A la mañana siguiente, Ryan me envío un mensaje diciendo que no fuera al trabajo hoy y que me recogería a las cinco y media. Siendo totalmente honesta, aun tengo mis dudas sobre haber comenzado una relación con Ryan.

Citando sus palabras de anoche, el nunca a estado en una relación. Por lo cual nunca a estado mucho tiempo con una mujer, y no se si podrá hacer la acepción conmigo, llevamos muy poco juntos y pienso que por eso me dijo todo lo que me dijo anoche. Se muy bien que mi corazón no saldrá vivo de esto, ya que el solo tiene un capricho conmigo. Pero en lugar de entregarme por completo a esa idea, prefiero vivir el momento. Dure lo que dure.

Me encuentro en mi casa haciendo limpieza para matar el tiempo. Levanto una bolsa negra del suelo de la cocina, abro la puerta y arrastro la bolsa hasta la pequeña puerta donde se arroja la basura al final del pasillo. Abro la puertita y dejo caer la bolsa, la cierro y me doy la vuelta pero tropiezo con alguien en el proceso.

–Lo siento.

–No, yo lo siento –dice el individuo con el que tropecé. Es un hombre alto, de cabello oscuro peinado hacia atrás, ojos cafés y tez bronceada–. ¿Estas bien?

Su voz me saca de mi trance temporal y solo asiento con la mirada otorgándole una tímida sonrisa. El frunce el ceño y se me queda mirando fijamente como si tuviera monos en la cara, mi sonrisa desaparece y en su lugar coloco una mueca de incomodidad.

–Ok... creo que me voy. –lo rodeo y no doy dos pasos cuando sus palabras me detienen.

–¿Perrie? –me doy la vuelta y lo miro a los ojos confundida, ¿de donde sabe mi nombre?–. Tu nombre es Perrie, ¿no?

–¿Nos conocemos?

–Oh, disculpa. Soy Howard, Howard Gail.

–Perrie Hetson. Pero al parecer ya lo sabes.

–Si. Mi amigo Ryan me a hablado de ti.

Y ahí la mayoría de mis incógnitas se aclaran. Pero no todas, ¿Acaso vive aquí? Nunca lo había visto.

–Ah claro.

–Solo te vi en una foto, pero es difícil olvidar a una mujer tan hermosa, Ryan siempre a tenido buen gusto en cuanto a mujeres.

Esa respuesta me resulto un poco incómoda, y algo fuera de lugar.

–Bueno, fue un placer. Nos vemos luego, tengo que ver a mi abuela.

–¿Tu eres el nieto de la Señora Tinker?

–Si, es la madre de mi madre, y no quiero hacerla esperar, así que, hasta luego Perrie.

–Adiós. Dale saludos de mi parte.

Vuelvo a entrar a mi departamento con el ceño un poco fruncido. Ryan a hablado de mí con sus amigos, es algo raro saber eso, pero a la vez me gusta, me gusta mucho. Veo la hora en el reloj de la pared de la cocina y veo que apenas dan las dos. Por lo cual me tiro en el sofá y empiezo a buscar algún programa o película.

Algo Más Que Una Amante ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora