No dormí con Ryan. Pero si estuve mirándolo durante mucho tiempo, luego de una hora me levante y me fui a la sala. Me acosté sobre el sofá, pero no consolide el sueño, solo me quede ahí pensando, yo diría que demasiado.
Coloco el último pancake sobre el plato, les agrego la miel, coloco el plato sobre la bandeja junto a lo demás y tomo la bandeja para subir a la recámara. Abro con cuidado la puerta y lo veo aun dormido. Durante la noche pensé en compensarlo de alguna manera, ya le e arruinado suficiente la vida a Ryan, hacerle el desayuno es lo menos que puedo hacer. Dejo la bandeja sobre la mesa de noche y me acerco para despertarlo hasta que escucho un ruido, como si algo se hubiera caído al suelo.
Me alejo de la cama y salgo de la habitación, comienzo a caminar por el pasillo, ya que el ruido se escucho cerca. Camino no muy lejos hasta llegar a una puerta semi abierta a solo un par de metros de distancia de la habitación de Ryan. Me acerco y al mirar adentro veo una ventana abierta con el viento moviendo las cortinas, debajo de la ventana hay una mesa de madera y justo frente a esta, esta una figura de madera en el suelo, el viento debió tirarla.
Me acerco y me inclino para recogerla, pero cuando me incorporo y veo toda la habitación la figura se me cae de las manos. Veo una cuna, juguetes para bebe, chupones, baberos y muchas otras cosas. Todo esta decorado en colores azul pastel y aguamarina. Me acerco a un buró junto a la cuna y al abrirlo me encuentro con ropita para bebé. Sobre la cuna esta escrito el nombre Shawn en letras azules.
Miro a mi alrededor y las lágrimas se cuelan por mis ojos. Ryan seguro hizo todo esto cuando salio de la isla. La maldita culpa vuelve de nuevo a mi. El hizo todo esto por su hijo y yo no pude dárselo. Cubro mi boca cuando un sollozo se escapa y le doy otra ojeada al cuarto, tomo uno de los mamelucos de la cómoda y me siento en un lindo sofá color azul de una esquina. Miro la pequeña prenda y la toco con mucha delicadeza, como si tuviera miedo a que se rompiera.
–Perdoname mi amor... no estas aquí por mi culpa. –abrazo el mameluco y dejo que las lágrimas salgan con libertad por mis ojos y bajen por mis mejillas. La escena de lo que paso se repite una y otra vez en mi mente, la sangre en mis manos, el estar acostada esperando sentir a mi bebe en mis brazos, pero todo fue falso. Nunca logre conocerlo, y nunca lo haré.
–Perrie... –me sobresalto y veo a Ryan mirándome, veo dolor y tristeza en su rostro, y eso solo me ayuda a sentirme peor. Me levanto rápidamente y dejó el mameluco de nuevo en su lugar mientras seco mis lágrimas.
–Perrie escucha...
–¿Que? ¿Que quieres que escuche?
–Se que ver esto... te afecta... no quería que lo vieras.
Asiento aun quitándome las lágrimas sin verlo a la cara.
–Si, ya se. No querías que tuviera un recordatorio de que te quite la oportunidad de ser padre, pero creo que ya es tarde. Porque lo recuerdo cada dia.
–¿De que hablas? –trató de tocarme pero me aleje, Ryan no parece querer darse por vencido ya que trata otra vez hasta que me tomo de los brazos.
–¡Suéltame! –exclamo alterada y sacudiéndome para poder liberarme, pero obviamente es inútil.
–¡No! ¡Ya para de alejarte de mi! ¡No fue mi culpa que nuestro hijo muriera!
–¡No, fue mía! –exclamo al final y me dejo vencer. Mis ojos vuelven a cristalizarse y me dejo caer pero Ryan me sujeta y ambos quedamos sentados en el suelo, mi cabeza se queda apoyada en su pecho mientras dejo que la cascada salto ángel baje por mi rostro.
–¿Tu crees que fue tu culpa?
–No lo creo. Lo se.
Levanto la mirada y lo veo a los ojos para decir las siguientes palabras con un horrible dolor en mi alma.
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Algo Más Que Una Amante ©
RomancePerrie Hetson es una joven de 21 años, graduada y soltera que califico para un empleo como asistente ejecutiva del presidente de una de las empresas constructoras mas famosas del país, pero las cosas se revuelven cuando conoce a su nuevo jefe, Ryan...