Algo Más Que Una Amante ©

Capítulo XXI

Ryan

Un mes, un mes sin estar con mi mujer, un mes sin saber nada de ella, un mes en el que casi pierdo la cordura.

Ese dicho que dicen tantas veces en las películas tiene sentido, “No sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes”. La única diferencia es que yo si sabia lo que tenia, pero nunca imagine que lo perdería.

Luego de intentar todo para tratar de hablar con ella, me doy por vencido, por ahora. Solo le daré su espacio, pero no crea que se librara de mi tan fácil. Además de que quiero estrangular a Selina por alejar a Perrie de mi diciéndole lo de mis amantes anteriores, yo quería decírselo pero gracias a esa zorra todo se fue a la mierda. Hace una semana la confronte en una cena familiar y las cosas se pusieron muy feas.

Flashback.

Me quedo encerrado en mi oficina luego de una reunión con inversionistas. Ya no es lo mismo sin ella, antes solo la veía a ella sentada junto a mi en las reuniones, anotando cosas en su block de notas y colocando esa mirada de admiración con cada idea multimillonaria que se discutía.

Quise enviarle otro ramo de flores, pero no quiero sofocarla, quiero darle su espacio para que piense bien las cosas. Pero a la vez me da miedo que lo haga, no quiero que luego de tanto pensar se de cuenta de que no quiere estar conmigo, eso me aterra.

Mi teléfono suena indicando un mensaje, lo saco del bolsillo de mi saco y veo que es el número de mi padre.

James Zeylor.
5:47pm

¿Vas a venir a la cena familiar?

Maldición, se me había olvidado, todo este asunto de Perrie me tiene fuera de orbita últimamente, no pienso nada que no sea en ella y en como recuperarla.

Ryan Zeylor.
5:48pm

Si, en media hora estoy allá.

Respondo y guardo de nuevo el aparato en mi bolsillo. Salgo de la oficina y le digo a mi recepcionista que no volveré. Salgo al subterráneo y tomo mi auto para salir lo mas rápido posible hacia la mansión de mis padres.

De repente viene a mi mente la fiesta de cumpleaños de mi hermana, donde todo empezó a ir mal, desde ese día todo le afectaba a Perrie. Cuando hablamos en casa de su padre, ella solo lanzo la pregunta dejándome sin pensar, fue todo tan impredecible. Lo unico que se es que ese día perdí a una gran mujer, tal vez la mejor que e conocido.

Llego al portón de mis padres y este se abre dejándome ver el camino rodeado de árboles. Conduzco hasta llegar al frente de la casa, pero mi ceño se frunce al ver un auto que no es ni de mi hermano ni de mis padres.

Me estaciono y bajo del auto para luego entrar por la puerta de la casa, y me encuentro con algo realmente desagradable.

–Hijo, te estábamos esperando. –dice mi madre mientras se acerca a mi para luego darme un abrazo. Nos acercamos a los demás y mi mirada nunca se aleja de la de Selina. No quiero verla ni en fotografía y ahora tendremos que cenar con ella y su familia.

–¿Que hace ella aquí? –me atrevo a preguntarle a mi padre sin ninguna clase de cortesía, mi padre me fulmina con la mirada.

–Son nuestros invitados hijo, muestra algo de respeto. –volteo los ojos y me doy la vuelta para encontrarme con mi hermana mirándome de forma interrogativa. Le hago una seña para que vayamos al jardín trasero, ella se disculpa con todos y ambos salimos por las grandes puertas de madera para salir al hermoso verde. Una vez afuera inhalo y exhalo para calmarme.

–¿Ahora me dirás que pasa? –pregunta Riley con el ceño fruncido.

–Pasa que no quiero ver a Selina. Porque ella es la razon por la que Perrie me dejo. –suelto cada palabra con ira, dolor y desesperación.