Abro los ojos poco a poco mientras también muevo mi cuerpo para intentar salir de mi estado de inconsciencia. El brazo izquierdo me duele un poco menos, pero el cuerpo me sigue doliendo como el demonio, cuando logro abrir por completo mis ojos veo que estoy con un camisón verde oscuro y mis brazos y piernas están llenas de moretones. Estoy sobre un colchón con sabanas beige en una habitación que apenas la ilumina un bombillo que cuelga en el centro del techo. Mis nervios correr por mi sistema al recordar lo que paso, el choque, mi hermana, Selina... poco a poco me levanto del colchón sujetando mi vientre, el cual gracias a dios esta bien, o eso espero. Llego hasta la puerta de metal y trato de abrirla sin tener éxito.
–¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien?!–exclamo desesperada por salir de aquí, golpeo la puerta aun con mi cuerpo doliendo como el demonio. Me canso y las lágrimas caen por mis mejillas, cuando me separo de la puerta esta se abre dejándome ver a Selina acompañada de un hombre grande vestido de negro. Yo por inercia retrocedo hasta que mis tobillos chocan con el colchón, así que me dejo caer cuidadosamente en el buscando algún tipo de protección.
–Veo que despertaste. Honestamente me da cierto nivel de... satisfacción verte llena de moretones y ver lo asustada que estas. Pero solo hay una cosa que no me permite llegar a mi completa felicidad –se pone en cuclillas y me señala–. Esa cosa que llevas ahí adentro, eso es lo único que me termina de separar de mi Ryan.
–¿Donde están los demás?
–Están... vivos, si eso es lo que querías saber. Pero al igual que tu no les queda mucho tiempo.
–Puedes matarme si quieres, pero Ryan jamas te perdonaría si le hicieras algo a su hijo.–digo con valentía que no se de donde saque. Tal vez es el instinto materno de querer proteger a mi hijo, no dejare que esta loca le haga nada.
–Crees que no lo se. Mi plan era matarte desde hace mucho, incluso cuando mi compromiso con Ryan se hizo publico. Pero me enteré de que esperas a un bastardito suyo... aunque, viendo el panorama completo, el ya me odia, así que no importaría si me deshago de los dos aquí y ahora.
Mis músculos se tensan, mi boca se seca y mis nervios se disparan, retrocedo sobre el colchón con una de mis manos sobre mi vientre intentando proteger a mi bebé y no dejar que esa loca le haga daño. De repente una macabra carcajada sale de la boca de Selina mientras me mira fijamente.
–¿Enserio crees que lo haré así de fácil y rápido? No, tu me quitaste a mi Ryan. Si morirás, pero de una forma lenta y dolorosa. Yo que tu iría pensando en mis últimas palabras para Ryan, ya que no lo volverás a ver.
Ryan
Mis pulmones no reciben el oxígeno, mi cerebro no procesa la información, mis palmas no dejan de sudar y el equilibrio de mi cuerpo me esta fallando. Desde ayer que recibí esa horripilante llamada no e podido pensar con claridad. Selina encontró a Perrie, ella la tiene, a ella y a mi hijo, y quien sabe las cosas horribles que les estará haciendo.
–Cariño, dime algo. No nos gusta verte así. –dice la dulce y preocupada voz de mi madre, yo enfoco la mirada en ella para apartarla de nuevo.
–¿Como quieres que me ponga? ¡Esa maldita lunática tiene a mi mujer y a mi hijo, y no puedo hacer nada!–grito levantándome del sofá, exploto y dejo salir todo lo que me consume por dentro. Cuando les di la noticia a mi familia se preocuparon demasiado, mi madre lloró al igual que mi hermana, mi padre y mi hermano están tan preocupados como yo y no paran de buscar alguna solución.
–Tampoco vas a ganar nada alterándote.–dice mi hermano acercándose a mi, ruedo los ojos y paso mis manos por mi pelo mientras camino de un lado a otro por la sala. La desesperación y la impotencia me tienen hasta el limite de la ansiedad. Todo lo que dijo Selina por teléfono fue: Espero que te hayas despedido de tu hijo, porque no lo conocerás.
Con tan solo esas palabras la sangre se me congelo y todo mi sistema dejo de funcionar. La última vez que vi a Perrie estaba molesta conmigo, no le dije nada, no le advertí, y lo peor, la aleje de mi lado. Es mi culpa que esa desquiciada la haya secuestrado, y eso me desgarra por dentro, debo encontrarla. Así me cueste la vida.
Dos semanas
Dos semanas, catorce días, trecientos treinta y seis horas... todo ese tiempo perdido, todo ese tiempo sin poder dormir o comer, sin poder pensar claramente, sin tener a mi mujer, sin oír su sonrisa, sin tocar su piel, sin sentir las pataditas de mi hijo. Básicamente dos semanas en las que estado muerto en vida.
–Ryan... debes comer algo. –escucho la suave voz de mi hermana, yo sigo concentrado en la foto que tengo de Perrie en mi teléfono, cada noche antes de dormir la miro imaginando que ella esta a mi lado, sana y salva. Pero lo más doloroso es caer en la realidad, una realidad donde prometí protegerla y no lo hice.
–Déjame solo...–dije con voz baja. Lo único que escuche como respuesta fue la puerta cerrándose. Así era siempre, venían a levantarme el animo o simplemente a mantenerme vivo, pero nada funcionaba, lo único que me puede volver a la vida es que Perrie y mi hijo entren por esa puerta.
Riley
Otro día, y otra comida que Ryan se salta. No me gusta para nada ver así a mi hermano, y me enoja no saber que hacer. Ya ni siquiera habla con nosotros, se encerró en su mundo de angustia y preocupación, y no deja a nadie entrar.
–¿Que te dijo?–pregunta esperanzada mi madre. Pero yo solo niego con la cabeza.
–Lo de siempre.–digo y me siento en una de los sofás de la sala, mi familia esta muy preocupada por el estado de mi hermano, y además saber que no tenemos noticias de Perrie y el bebé solo lo empeora todo.
–Esto es ridículo. Debería mover ese trasero en lugar de estar postrado en esa silla.
–Ya lo se papa. Pero, ¿Que podemos hacer?, nada lo anima, apenas si se mueve y habla. Básicamente vigilamos que no se suicide. –al decir lo último veo como mi madre se tensa. Rony a estado callado todo el tiempo, como si estuviera en un estado mental. De repente se levanta y camina a toda prisa al despacho de Ryan, todos nos levantamos y lo seguimos para ver que pretende hacer, una parte de mi se asusta por el que hará Rony, pero otra parte de mi me dice que es algo buena para mi hermano. Rony abre la puerta de golpe y se acerca a Ryan.
–¡Esto es más que estúpido! Ryan, tienes que levantarte.
–Vete... y cierra la puerta al salir.–responde Ryan de lo más calmado, lo que hace enojar a Rony, el cual toma a Ryan del cuello de la camisa y lo levanta bruscamente.
–¡Escuchame pedazo de mierda! ¡Perrie esta allá afuera sola y con miedo! ¿Y tu donde estás? Aquí sentado y débil sin hacer nada para salvarla.
–¡Ella no esta, ya nada importa! –exclama Ryan en voz alta para luego dejarse caer, Rony lo toma de la cintura y lo sienta de nuevo en la silla.
–Ryan, se que duele, a nosotros también nos duele. Pero Perrie te necesita, ella quisiera que fueras fuerte, por ella y por tu hijo. No puedes abandonarlos quedándote aquí, tienes que levantarte y luchar por tu familia.
Perrie
Han sido las dos semanas más dolorosas de mi vida. Selina literalmente me esta matando lentamente, me a golpeado, amarrado, quemado, dejándome días sin comer. Y lo peor de todo, a hecho que sus gorilas asquerosos hagan lo que sea de mi, sentir otras manos tocándome y que otra persona que no sea Ryan me mire de esa manera lujuriosa es la cosa más humillante y desagradable del mundo, me a hecho sentirme una basura, me e mantenido fuerte por mi hijo, pero ya no puedo más. A los demás solo los amarra para que vean como me torturan, en una ocasión mientras uno de sus mastodontes me golpeaba Howard pudo soltarse y quitármelo de encima, pero eso le costo caro, lo azotaron en la espalda hasta que su carne quedo casi colgando de sus músculos. Casi muere desangrado.
Ahora solo me encuentro hecha una bola en el mismo colchón en el que duermo desde el primer día. Ni siquiera duermo, cada vez que cierro los ojos las pesadillas vienen a mi mente, por lo cual debo permanecer despierta.
Solo espero que Ryan no se rinda y venga pronto por nosotros, pienso mientras acaricio mi vientre. Ese vago pensamiento es el único que aún me mantiene cuerda.
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Algo Más Que Una Amante ©
RomancePerrie Hetson es una joven de 21 años, graduada y soltera que califico para un empleo como asistente ejecutiva del presidente de una de las empresas constructoras mas famosas del país, pero las cosas se revuelven cuando conoce a su nuevo jefe, Ryan...