Algo Más Que Una Amante ©

Capítulo XXVI

Ryan

Las últimas dos semanas han sido una total pesadilla, Selina se la pasa encima de mí con los detalles de la boda, cosa que lógicamente no me interesa en lo más mínimo. En lo único que puedo pensar es en el que estará haciendo mi preciosa Perrie. A escondidas de todo el mundo e estado buscando guardaespaldas privados, para que la vigilen a cada segundo, así puedo tenerla vigilada y saber de ella sin tener que buscarla, por lo cual la mantengo a salvo de las garras de Selina.

La boda se programo para antes de lo que tenía planeado, es para dentro de tres meses. En dos semanas será la cena de compromiso. Es donde haremos público ante todos nuestros amigos y seres queridos nuestro futuro matrimonio. Y para cerrar con broche de oro, Selina una mañana se apareció en mi departamento con una maleta, diciéndome que se mudaría conmigo. No pude hacer nada para impedirlo, la amenaza en contra de Perrie la utiliza para distorsionarme en absolutamente todo. Dos días después de eso cometí el error de desafiarla, diciendo que no era cierto que mataría a Perrie. Hasta que hizo una llamada a uno de sus gorilas, el cual segundos después nos envió una foto de Perrie saliendo de su casa, eso me hizo asustarme más. La mosca muerta tiene a muchos hombres encima de ella para hacerle daño en cuanto yo haga un movimiento en falso.

Ahora estoy en casa de mis padres arreglando unos pendientes con mi padre, el cual me mira de una manera extraña, la misma mirada que ha tenido toda mi familia estas últimas dos semanas, me miran como si no me conocieran. Yo los ignoro a todos y hago como que no noto nada, para así evitar la tensión, o al menos que no aumente. Mi madre y mi hermana son las que más prensan la cadena, se la pasan encima de mi preguntándome una y otra vez porque acepte casarme con Selina, y por más que yo deseara decirles y pedirles ayuda, no puedo, no me arriesgare.

–¡Ryan! –se escucha la voz de mi hermana, o más bien el grito. Le hago una seña a mi padre a la cual el asiente, salgo de su despacho y camino a la sala principal. Riley deja su bolso sobre el sofá de forma brusca y deduzco al instante que está más que enojada. Cuando su mirada se enfoca en mi camina de forma rápida y en menos de lo que me doy cuenta su mano se estampa contra mi cara en una fuerte bofetada. Mierda, la condenada tiene fuerza.

–¿Qué demonios te pasa? –digo molesto por su repentino arrebato. Aunque a la vez sorprendido.

–¿A mi? ¡¿Qué te pasa a ti?! No solo te basto con comprometerte con esa bruja, sino que además tienes las pelotas de invitar a Perrie a la cena de compromiso. ¿Cuál es tu maldito problema? ¿No la haz lastimado ya lo suficiente? –dice todo muy rápido, pero si entendí lo que dijo, o al menos la mayoría. Los ojos se me abren de par en par al escuchar las palabras "Perrie" y "Cena de ensayo" en la misma oración, pero no entiendo de lo que habla mi hermana.

–¿De que hablas? Yo no invite a Perrie a la cena de compromiso. –y nunca lo haría, lo último que quisiera sería hacerla ver como uno mi vida con la de otra persona, otra persona que no amo, y que además odio como a nadie en la faz de la tierra.

–Acabo de hablar con ella, y me dijo que te dijera que no irá. ¿Cómo más se pudo haber enterado?

El enojo y la ira se apoderan de todos mis sentidos. Dejo a mi hermana con la palabra en la boca y salgo como alma que lleva al diablo hacia mí auto, una vez dentro de el le doy un golpe al volante por la frustración. No puedo creer que Selina se atreviera a cruzar esa línea, la he estado soportando las últimas dos semanas y a todos sus caprichos. Pero esta fue la gota que rebasó el vaso. Conduzco a alta velocidad hacia mi departamento, lo único que me viene a la mente son ideas homicidas en contra de esa tarántula. Y también el rostro de mi amada al ver esa invitación, lo último que yo querría sería lastimar a Perrie, solo iba a alejarme de ella, para que nunca se enterara que me case, pero ahora las cosas cambiaron de forma drástica.