Capítulo V

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Eran las seis y cincuenta y tres cuando baje del taxi quedando frente a mi cafetería favorita luego de pagarle al conductor. Entro al negocio y veo por todas partes para buscar a Jordan. Al percatarme de que llegue antes que el camino a una mesa junto a la ventana para esperarlo.

Salir de casa era la idea mas viable que tenia en ese momento, al Jordan invitarme no lo dude un segundo por el simple hecho de que lo único que rondaba mi cabeza era el rostro de mi jefe y el como podre verlo a la cara el lunes.

Pasaron diez minutos cuando vi a Jordan entrando por la puerta. El me busco con la mirada y yo levante la mano para que lograra verme. Una vez lo hizo, se acerco a la mesa.

–Hola. Lamento el retraso –dice mientras me levanto para que nos demos un abrazo– Tuve que hacer unas diligencias.

–Esta bien.

–Bueno, dime ¿De que querías hablar?

–Solo quería salir y hablar con un amigo. Además tu me invitaste.

El levanto una ceja de manera desconfiada.

–¿Que te paso? Tienes un animo de lo peor.

–Soy tan obvia?

El asiente y yo cubro mi cara con mis manos. Tengo que aprender a controlar mis emociones y no expresarlas innecesariamente.

–Hoy tuve el almuerzo con nuestro jefe.

–¿Y?

–Fue de lo peor. Casi no hablamos, y cuando hablábamos, no era precisamente de trabajo. Fue horrible y muy incomodo.

Un camarero se nos acerco y pedimos un par de cafés y dos porciones de pastel de zanahoria. Cinco minutos luego llego nuestra orden y Jordan decidió darme su opinión sobre mi problema.

–No tienes que tomarlo tan a pecho. Te lo digo porque llevo años trabajando para el. El es así, no es muy expresivo o comunicativo.

–Es que simplemente no lo entiendo. ¿Para que me invita a almorzar, según el para “felicitarme”, si lo único que va a hacer es ponerme incomoda? –digo mientras tomo mi cucharita y corto un trozo del pastel para llevarlo a mi boca y saborear la deliciosa mezcla de la zanahoria, las nueces y la crema de mantequilla.

–El es muy raro, es lo único que puedo decirte. Y tu como su asistente deberás acostumbrarte a eso.

Pienso en sus palabras y le doy en parte la razón. Creo que lo que paso es que mi mente tenía una expectativa de como seria Ryan Zeylor fuera de la oficina y de ese ambiente frío, estricto y profesional. Y me decepcione al darme cuenta de que tanto afuera como adentro del trabajo, el es exactamente igual.

–Por cierto. El lunes hay una reunión importante.

Comente de repente para aportar otro tema de conversación.

–Ahh. Eso explica porque el Sr. Zeylor me pidió que limpiaran la sala de reuniones y que ordenara aperitivos como cangrejo, camarones, etc.

–Si. Es lo unico bueno que salio de ese almuerzo, me pidió que me preparara y que todo tenia que salir perfecto. Al parecer su padre va a estar ahí.

Tome un sorbo de mi café y luego otro trozo de mi delicioso pedazo de pastel.

–Eso lo explica todo.

–¿De que hablas? –digo con el pastel aun en la boca.

–Zeylor ya es perfeccionista de antemano. Pero si su padre va a estar ahí, explica el porque quiere todo mas que solo perfecto.

Algo Más Que Una Amante ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora