Capítulo III

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El resto de los días fue la misma rutina. Levantarme, llegar a la compañía, asistir al ingeniero y admirarlo a escondidas.

Siendo sincera no solo era su atractivo. El tiene algo que me llama la atención, su actitud frente a todo. Siempre es tan directo, recto y correcto con todo. El jueves fui a una reunión con el y vi como miraba, actuaba y se dirigía ante todos. Eso es lo que de verdad me llama la atención de el, pero también curiosidad. Curiosidad de saber quien es en verdad Ryan Zeylor.

Ya son las cuatro veinte del viernes y me encuentro ordenando unos documentos por orden alfabético y cronológico.

–¿Perrie?

Me levantó de mi silla y camino hasta el gran escritorio.

–Si?

–Por favor, revisa mi agenda. Mañana tengo algo importante entre las dos y las cuatro treinta.

–Si Señor. –aun después de nuestro acuerdo, no puedo dejar de dirigirme hacia el como “Señor” o “Señor Zeylor”

Busco mi pequeña libreta y camino hacia el otra vez.

–Anota –asiento–. “Salir a almorzar con mi asistente Perrie Hetson”.

Me quedo a medio escrito al escuchar sus palabras. Incluso parpadeo para saber si alucino.

–Disculpe.

–¿Que?

–¿Mañana quiere almorzar conmigo? ¿Porque? ¿Hice algo señor? –mis nervios crecen al pensar que falle en mi semana de prueba.

–Además de dirigirte hacia mi como “usted” y no como “tu” tal cual te lo pedí, no.

Eso no ayudó a mi confusión ni a mis nervios.

–Sigo sin entenderlo.

–Solo quiero almorzar contigo. Felicitarte por ser una muy buena asistente. Pasar un momento a solas.

La mueca de confusión no se fue de mi rostro con su respuesta así que solo asiento para luego anotar en la libreta. Volví a mi escritorio para terminar mi trabajo, pero una tonta sonrisa se instalo en mi cara y tal parece que no se quiere ir.

A las seis salí del trabajo luego de que mi jefe me dijera que me recogería a las dos en punto mañana.

Todo el camino a casa me la pase pensando en el almuerzo de mañana. Sera la primera vez que lo veré en un entorno completamente diferente a la oficina. Sentía emoción y curiosidad, en realidad muchas emociones se mezclaron en ese momento.

Al entrar por la puerta del departamento me sobre salte al ver a mi hermana sentada en la oscuridad viendo televisión.

–¡¿Que?! ¿Que haces aquí? –exclame aun con los nervios de punta.

–Pues, yo vivo aquí ¿Cual es tu excusa?

–Jaja muy graciosa –digo con sarcasmo entrando y cerrando la puerta–. ¿No se supone que llegas a las ocho?

–Hoy me dejaron salir antes, adelante algo de trabajo en casa.

Asiento y dejo mis cosas en mi habitación para volver con Tori.

–Así que, ¿Que hay de nuevo?

–Bueno... varias cosas... de hecho.

–Como...

Suspiro y cierro los ojos por unos segundos.

–Mi jefe quiere que almuerze con el mañana.

Ella abre los ojos y se queda en silencio por segundos. Luego suelta un grito a una frecuencia que hace que cubra mis oídos con las manos.

Algo Más Que Una Amante ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora