Roommate.

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Ya no podía vivir allí. Vivir con Norman, era genial hasta que la noche llegaba. Los grutuales sonidos que salían de su habitación mientras estaba con otra mujer me eran simple tortura. Estaba enamorada de Norman y solo podía sentir mi estómago dar vueltas sobre si mismo cada vez que lo escuchaba gozar con otra mujer, alguien que no era yo. Pero luego, cada mañana, era una recompensa por los gemidos ajenos de la noche anterior. Cada mañana, luego que la chica de turno se haya ido, Norman me ayudaba con el desayuno, como si fuéramos una pareja de años en relación. En ese caso, una pareja muy adúltera.

Muchas noches de viernes donde solo éramos amigos comiendo pizza, viendo deportes y hablando de trivialidades. Usualmente hablamos de motos, trabajos de actuación que creemos deberían haber sido nuestros y lo difícil que era el mundo de las citas.

A mi me parecía absurdo como Norman insistía que su chica perfecta debía gustarle los deportes y ser ella misma, pero luego salía con una chica tan falsas como sus pechos, donde la única relación con los deporte que tenía era por el revolcón que había tenido con un jugador de algún equipo poco conocido. Y luego estaba yo, entraba en su cuadro de "chica perfecta" a la perfección. Lo ayudaba y alentaba a continuar en su carrera de actuación, me encantaba las motos y su mecánica, además de los deportes, y no me molestaba en lo que los otros querían de mi, era yo misma sin importar que. Pero él no parecía notarlo. Su chica perfecta era también su compañera de piso, solo que quizás no lo era.

Cada noche con esos ruidos pensaba "Podría mudarme, seguiríamos siendo amigos", "no se lo tomaría a pecho" Pero, cada mañana lo encontraba sólo en la cocina, preparando panqueques y café, y mis pensamientos volvían a convencerme "Quizás no es tan malo después de todo" "podría ser que en algún futuro pase algo" "Se ve tan lindo, no podría vivir como si nada si no lo veo en las mañanas"

Pero, un mes de agosto, dejo de haber visitas nocturnas. Y devuelta en el siguiente septiembre. Me resultó extraño, él era demasiado guapo como para tener tan mala racha, pero lo deje pasar "Quizás la
 promiscuidad no es para todos"

En ese momento hubo una pequeña ventana de oportunidad pero ese mismo mes comencé a salir mas con mi amiga Jess, porque ella insistía que así superaría a Reedus. Algunas noches, volvía de los bares acompañada, más bien, acompañando a alguien a su casa. Conocí a Jake, Mark -curiosamente nombrado con el segundo nombre de Norm-, Gavin, Finn, Tag y Chandler, entre otros -porque, lo de ser levemente promiscua, sí me funcionaba a mí-. Pero recuerdo que con Chandler fuimos al departamento mío y de Norman, solo para pasar la noche. Sin mucho preámbulo, tuvimos sexo. Él se fue a primera hora de la mañana, como se supone que un ligue de bar hace, y yo me desperté una hora mas tarde. Baje a la cocina pero Norman no había preparado un desayuno, no para mí.

Lo miré tomar de su taza de café, extrañada por la falta de comida para ambos — ¿No hay desayuno hoy, Norm? — pregunté con una relajada sonrisa al entrar en mi pijama -una vieja remera de mi hermano- a la cocina. Norman me miro pero no dijo ni una palabra. Tome la cafetera y, después de servirme una taza, me senté frente suyo pero él solo bajo la mirada, evitando verme. Sabía que estaba molesto pero no entendía el porqué — Norman ¿Estas bien? — pregunté preocupada por lo que podría haber pasado.

— Sí, lo estoy, Anvi. — y, aunque Norman era un muy buen actor, supe que estaba mintiendo.

— No lo pareces. — insisti y en me miró con sus ojos tristes por unos segundos antes de levantarse. Y yo también lo hice. Me levanté y lo acorrale entre mi cuerpo y la mesada de la cocina. Su respiración se volvió más pesada y me miraba, expectante por mi movimientos. Espere unos segundos mientras él se incomodaba por la cercanía de nuestros rostros, divididos por la poca diferencia de altura y unos pocos centímetros. Yo también estaba nerviosa por la cercanía pero estaba más preocupada por Norman — ¿Qué pasa, Norm?

Abrió la boca por un instante, pensando en decir algo pero no lo hizo, no en palabras. Pego esos suaves labios a los míos y me quito el aliento de un solo tirón. Tomo mis muslos y me sentó en la mesada mientras besaba mi cuello con pequeñas mordidas en el medio para dejar marcas.

Con una gran fuerza de voluntad, lo fui separando de mi piel, y logre escuchar nuestras respiraciones levemente agitadas pelear por oxígeno —¿Qué estás haciendo? — pregunté sin entender que quería con esto.

— Escuche a la noche como ese tipo cualquiera te hizo gozar y sé que los días que no volviste te fuiste con alguien más — dijo, estando a pocos centímetros de mi rostro, dejándome rogando que deje de hablar y me vuelva a besar — pero eso hace que mi sangre arda. Yo soy quien tiene que hacerte gozar así, yo debería ser el único que toque cada centímetro de tu piel y quien te haga pedir por más. — se acercó un centímetro más, sacándome el espacio personal que ya no quería poseer.

— ¿Por qué? — pregunté, luchando por mantenerme cuerda, mirando sus labios, gritando en silencio que me besé otra vez.

— Porque sos perfecta. — dijo antes de besarme.




Aquí está, como prometido. Ahora desapareceré por otros tres años y volveré con más historias y disculpas sin sentido. love ya




Besos ♥

Mai[tén]

One Shots // Daryl Dixon // Norman Reedus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora