Capitulo 1 El peor día de mi vida

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Un tic nervioso se apoderó de su ojo derecho mientras escuchaba su vocecita-o más bien vocezota-interna, presagiar todos los deseos asesinos –y vaya que habían muchos- que quería acometer hacia la anciana que se hallaba frente a ella. La mujer se llenaba la boca con mil excusas mientras dejaba escapar leves risitas nerviosas al notar el incesante palpite de la vena que pasaba por la sien de la chica.

La kunoichi contuvo el aire un par de minutos y luego lo dejo escapar en forma de suspiro, ya no tenia caso seguir alargando más la situación...además, errar es humano...¿verdad?

Miró nuevamente a la mujer que se encontraba atenta a cualquier indicio que le advirtiera que debía escapar. Sonrió lo más conciliadoramente posible tratando de calmar a la anciana, que ya a estas alturas, temblaba tanto que casi no podía mantenerse en pie.

-No se preocupe Ayumi-obaa-san... cualquiera puede cometer un error ¿no?- dijo tratando más convencerse a si misma que a la mujer, la cual seguía disculpándose.

-Lo lamento tanto mi niña... ¡no se como poder compensarte esto!

La kunoichi miró nuevamente sus pertenencias, todas, ¡absolutamente todas se encontraban en la calle, esperando al camión de la basura!

Sus ropas, sus muebles, su cama...todo estaba mojado por la lluvia-que nadie se explicaba de donde había salido puesto que era verano- del día anterior y cubierto por lodo. Con suerte había podido salvar algunas prendas que se encontraban dentro de las cajoneras.

Pero a pesar de todo no podía concebir que la mujer le creyera tan débil que por un día de retrazo en una insignificante misión... ¡la haya dado por muerta! Y por ende tiró todas sus cosas a la calle y para rematar el asunto, había vuelto a alquilar el edificio en un dos por tres...

-Mi niña... ¿tienes donde quedarte?

La pregunta le descolocó un poco. Ahora que se daba cuenta, no había pensado donde quedarse. Aunque eso no era problema, puesto que tenía a varias personas a quien pedirle hospedaje, al menos hasta que consiguiera un buen lugar y reunir lo suficiente como para reponer todo aquello que se arruinó con la lluvia.

-Etto...si-contestó la chica-...con eso no habrá problema, descuide Ayumi-obaa-san

La mujer sonrió aliviada. Todo indicaba que le había sacado un peso de encima. La chica tomó el pequeño bolso que había logrado armar con sus ahora pocas pertenencias, y se despidió de la anciana.

"Maldita vieja..."

-Hey no seas tan dura con ella...solo se equivocó es todo...

"Si, si...como no... solo quería deshacerse de nosotras"

-Te recuerdos que nadie sabe de tu existencia tontita...

"¡Porque tu no dejas expresarme tontota!"

La chica rodó los ojos y suspiró con frustración. Lo último que deseaba era tener una discusión con su queridísima Inner, la cual no dejaba de gritarle lo tonta que era por no haberle sacado las tripas a la anciana.

-Y yo que pensé que tendría un día relajado...

Golpeó varias veces la puerta pero sin respuesta alguna. Suspiró ofuscada mientras se apoyaba contra la pared dejándose caer lentamente hasta sentarse en el piso.

Había ido a buscar a la Hokage a su despacho para pedirle alojamiento, que de seguro ella podría otorgarle sin mayor problema, pero le habían dicho que se encontraba en su casa, puesto que tenía asuntos pendientes. Desde que llegó, había pasado una hora y nadie salía de allí.

Tres Hombres Y Una KunoichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora