Un desconocido - Ximena

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Yo sí asistí a la fiesta de Alexa

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Yo sí asistí a la fiesta de Alexa. Les pedí permiso a mis padres y, tras acceder, corrí a mi habitación para alistarme.

Sí, ya sé que no le caía bien a Alexa, y también era consciente de que no tenía grandes amigos en la preparatoria con los cuales reunirme en el festejo; pero era mi oportunidad de encajar en Villa Dorada.

Aunque fuese muy tarde (y al último momento) yo trataría de encajar en algún grupo social.

Me puse un pantalón entallado color vino, unos tenis negros y una blusa holgada del mismo color oscuro. Me hice unos caireles en el cabello y maquillé mi rostro sutilmente: máscara para pestañas, sombras, pintalabios... No iba demasiado guapa, pero no me veía tan mal.

Caminé hacia la casa de Alexa esquivando los charcos de agua acumulados en la calle. De lejos vi a Matías atravesando la avenida con una bolsa negra llena de alimentos.

─¡Matías! ─le hablé. El chico vlteó y me sonrió.

─Hola, Ximena. ¿Vas a ir con Alexa? ─asentí. Pude ver en su rostro una expresión de incertidumbre: ¡hasta él sabía que Alexa no se llevaba muy bien conmigo!─. Bueno... ¿Y dime, has pensado en eso que te dije acerca del mensaje de Diego?

─La verdad sí, pero no sé... Eso suena demasiado fácil como para ser creíble. Yo no me atrevería entrar a casa de Diego sólo para averiguar si posee esos libros. Claro, para hacerlo tendríamos que hablar con sus padres y...

─Mira, tampoco te estoy diciendo que vayamos a su casa. ─sonaba molesto─. Sólo era una idea que se me ocurrió: es todo. Disculpa, me tengo que ir... pero si ves algo raro de nuevo en el perfil de Diego, pues me dices. ─y se alejó. Antes de avanzar más de tres pasos, volteó a verme y sonrió─. Ah... y que te la pases bien en la fiesta.

Seguí andando hasta la casa de Alexa con las palabras de Matías en mi mente. Últimamente él se había convertido en una especie de confidente: no un amigo, un confidente. Para ser amigos creo que nos faltaba mucho.

Esa noche, la casa de Alexa estaba perfectamente iluminada: las luces blancas de la entrada contrastaban con el color caqui de la cuasi mansión. Desde la parte trasera llegaba un ensordecedor ruido a música y a carcajadas. Seguí caminando por la acera hasta que llegué al jardín donde pude apreciar personas bailando como posesas. Había un DJ sobre una elevada tarima y, al fondo, una mesa llena de bebidas y golosinas. Los asistentes eran en su mayoría personas de Villa Dorada; aunque algunos de los invitados eran desconocidos para mí.

El lugar estaba prácticamente en penumbras, opacado solamente por las luces neón que salían de algún lado. Me escabullí en esa oscuridad y pasé desapercibida entre el gentío que bailaba. Entre los asistentes, encontré algunos de mis excompañeros que ya estaban demasiado ebrios; otros vomitaban en los arbustos bien podados de Alexa, salían a la calle a orinar o simplemente bailaban con desconocidos.

¿Quién es Iris? [COMPLETA Y EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora