·NOVIEMBRE (CUATRO MESES DESPUÉS)·
La universidad detuvo actividades el Día de Muertos. Por supuesto, es una de las fiestas más representativas del país y tan esperadas como el Día de la Independencia o la Navidad. Por lo tanto, aproveché ese día para visitar Villa Dorada.
Los autobuses de pasajeros se detenían en la carretera y tuve que bajar por una empedrada calle hacia el poblado. Lo que en verano verdeaba vida, ahora estaba completamente seco y café. El polvo que se elevaba con facilidad me hacía toser.
Villa Dorada estaba completamente olorosa a flores de cempasúchil. Los vendedores de otras comunidades, tapizaban las aceras con sus enormes puestos de flores mientras los habitantes se abastecían de ellas para ir al cementerio y adornar las tumbas de sus seres queridos.
Por todos lados había calaveritas de azúcar y de chocolate. Los más jóvenes se pintaban el rostro de esqueletos y jugueteaban alrededor de la plaza principal. Desde que entré a la universidad (en Agosto) no había visitado Villa Dorada.
Las campanadas de la misa del mediodía repicaron. Eran unas campanadas más débiles si las comparaba con las campanadas de la majestuosa catedral de la capital.
─No sé qué tienen las flores, llorona... las flores del camposanto. Que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están flotando... ─cantaba una elegante señora acompañada de los acordes de su guitarra. La mujer era anciana, llevaba un vestido negro y un sombrero amplio de copa del mismo color: sus ojos estaban sumidos y sus pómulos bien remarcados. Me detuve y la observé; a pesar de su complexión no perdía su elegante porte. Sus ojos negros se impactaron en mí y me dirigió una amable sonrisa sin siquiera dejar de cantar─. Ay, de mí, llorona, llorona, llévame al rio... Tápame con tu rebozo llorona... ─y seguí mi camino sin despegar mi atención de ese maravilloso éxito de Chabela Vargas.
Las plaza olía a incienso y copal. Un grupo folclórico bailaba coloridas danzas; mientras tanto, un trío de hombres cantaban una canción pegajosa a los acordes de la marimba veracruzana.
─Te agarra la bruja y te lleva al cerrito...
En el centro de la plaza, a un lado del quiosco, el ayuntamiento había puesto una mega ofrenda donde estaban las fotografías de aquellos habitantes de Villa Dorada que habían perdido la vida este año.
Me acerqué... allí estaba la foto de Víctor. Sentí una presión en el pecho y una lagrimilla salió de mi interior. Tomé la fotografía de mi amigo y luego la dejé en su lugar. Allí estaba también Diego, rodeado de los otros chicos que se habían suicidado y de aquel muchacho que encontramos muerto en la carretera.
Desde que detuvieron a los de la secta, ningún otro suicidio se había suscitado en Villa Dorada. Sí hubo otras muertes, pero la mayoría habían sido personas de edad avanzada y enfermos graves.
ESTÁS LEYENDO
¿Quién es Iris? [COMPLETA Y EN EDICIÓN]
Misteri / ThrillerCuando el primer suicidio aparece en el pequeño pueblo de Villa Dorada, toda la gente se pregunta qué es lo que ha llevado a un adolescente a quitarse la vida. Lo que no saben es que eso es el principio de una cadena de misterios sin resolver que...