─La próxima semana nos vamos a Nueva York. ─dijo papá terminándose su desayuno. Se me atoró la comida y lo volteé a ver.
─¿La próxima semana? ─insistí.
─¡Oíste bien! ─no es que no me quisiera ir, sino que consideraba que era demasiado pronto para ello. Todavía quería convivir más con Dante; aunque él viviera en Chicago no regresaría a Estados Unidos hasta entrado el otoño. Era demasiado tiempo; probablemente lo nuestro se perdería en ese lapso.
─¿No crees que es muy rápido? ─me dedicó una mirada venenosa.
─No. Ya aparté los boletos de avión... empieza a despedirte de tus amiguitos. ─dijo esa última palabra con sorna. Se levantó y se fue hasta la sala.
Mamá me miró con disimulo y ocultó un gesto de sorpresa.
─Esta tarde saldremos a visitar a tus abuelos paternos. ─confesó─. Es el cumpleaños de tu abuela, ¿recuerdas? ─no mantenía una buena relación con ellos; muy pocas veces nos frecuentábamos. Ellos vivían en un fraccionamiento residencial de la capital.
─No quiero ir. ─dije sin más.
─Pero será una buena velada. ─bebió de su jugo de naranja─. Vendrán tus primos de Barcelona...
─¡Qué felicidad! ─era sarcasmo. ¡Con lo mal que me caían!─. Mamá, no es por ser maleducada pero me queda menos de una semana en este lugar y, aunque parezca raro, me gustaría empezar a despedirme de algunos amigos. ─hablaba en serio. Si bien me encantaba la idea de irme de Villa Dorada, le tenía un cariño especial a este lugar en el que crecí.
─Bueno, intentaré convencer a tu padre de que te dé permiso para quedarte esta noche. Quizá lo entienda... ─guiñó un ojo. Una llamada telefónica le entró a su teléfono, se puso de pie y se alejó.
A penas ayer habían sepultado a Víctor: el cuarto suicida en lo que va del año... la gente ya creía que se trataba de una peligrosa moda que seguían los jóvenes. Mamá habló conmigo sobre el suicidio; le aseguré que yo no tenía esas tendencias y que estuviera despreocupada por ello.
Me quedé sola en el comedor, escuchando de fondo el programa que veía papá con un hombre que relataba lo sucedido en un campeonato de golf. De inmediato le dije a Dante que esta noche estaría sola... sonaron las campanadas de la iglesia y a la par me llegó un mensaje de Dante diciéndome que no podríamos vernos esta noche, porque él tenía algo importante que hacer; sin embargo, prometió venir antes, cuando mis papás se fueran.
No le pregunté a Dante sobre lo que haría por la noche; quizá saldría a pasear o a cazar animales, como usualmente hacían algunas personas. Le diría a Caterina que viniera a pasar la noche a mi casa y aprovecharíamos para ver algunas películas.
Cuando me levanté de mi lugar, papá me interceptó...
─Tu madre me dijo que no quieres ir con mis padres. ─sonaba molesto.
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¿Quién es Iris? [COMPLETA Y EN EDICIÓN]
Misterio / SuspensoCuando el primer suicidio aparece en el pequeño pueblo de Villa Dorada, toda la gente se pregunta qué es lo que ha llevado a un adolescente a quitarse la vida. Lo que no saben es que eso es el principio de una cadena de misterios sin resolver que...