Aceptada - Matías

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Iris Walker volvió a mandarme solicitud de amistad

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Iris Walker volvió a mandarme solicitud de amistad. Yo estaba extrañado con la insistencia de esa chica por ser parte de mis amigos en Facebook. Sabía que Víctor coqueteaba con ella por mensajes privados; pero yo no quería tenerla como uno de mis contactos, a pesar de que se hablara con mi mejor amigo.

En los comentarios que Víctor le dejaba en sus fotos, podía notar lo asombrado que estaba él ante la exuberante belleza de Iris; me atrevería a decir que belleza casi increíble. Obviamente en el mal sentido de la palabra. Increíble, porque seguía dudando mucho que se tratase de ella. ¿Qué hacía una chica como ella coqueteándoles a simples muchachos, como Víctor?

Papá me pidió que lo ayudara con el negocio y dejé mi teléfono a un lado. La mayor parte de la mañana estuve atendiendo a los clientes, hasta que Ximena me marcó para decirme lo que nos sospechábamos.

Había encontrado un par de DVD's en casa de Diego, justo entre los libros de Aura e Iris; tal y lo como decía el mensaje de texto que le llegó desde la cuenta del chico muerto. Casi enseguida de la llamada, ella me envió un mensaje:

¿Quién crees que usó el perfil de Diego para darnos ese mensaje?

Era un cuestionamiento interesante; dado que un chico muerto no puede enviar mensajes a través de Facebook, a menos que se trate de un evento paranormal, de esos que tanto abundan en internet sobre supuestos mensajes que personas muertas les mandaron a familiares y amigos.

No.

No creo que se tratase de eso. Yo estaba completamente seguro de que alguien vivo manejaba la cuenta de Diego; no podrían ser sus padres: ellos no serían tan raros como para usar la cuenta de su hijo muerto. Probablemente alguien muy cercano a Diego; y también alguien que sabía que realmente existían esos DVD's entre la Iris y el Aura.

Postulé algunas teorías un poco rebuscadas:

Quizá Ximena controlaba la cuenta, ya que ella aseguraba haber sido muy cercana a Diego; pero si así fuera, no tendría sentido nada de esto.

En realidad, no sabía ni quién demonios nos había mandado el mensaje, pero esa persona quería que encontráramos esos discos que estaban tan bien ocultos. Inclusive, ocultos ante los ojos de los padres de Diego, que probablemente nunca se atrevieron a revisar la habitación.

Le prometí a Ximena verla después para reproducir los discos; estaría muy ocupado en el negocio de papá por el resto de la tarde.

A la hora de la comida, mamá me aseguró que había contactado con la dueña de una casa pequeña para alquilar cerca de la universidad. Me sentía un poco triste de abandonar Villa Dorada: el único lugar en el que había vivido durante mis dieciocho años. Aquí estaban mis padres; y Víctor, mi único amigo... Ximena se había vuelto últimamente una gran compañera, había descubierto que no era la chica loca que la gran mayoría de la preparatoria pensaba. Quizá si estaba un poco obsesionada con Diego, pero no era para tanto. También la extrañaría... por lo menos echaría de menos hacer locas teorías acerca del suicidio del chico.

Me emocionaba la idea de conocer nuevas personas; quizá hasta podía encontrar una novia. Yuliana definitivamente estaba descartada; inclusive antes de la ceremonia de graduación se había vuelto distante. Me reía muchísimo cuando algunos compañeros me preguntaban si Ximena era mi novia. Bueno, es una chica guapa, pero no como para algo más...

─¿Supieron que detuvieron a Alexa? ¡Fue un escándalo ayer! ─dijo mamá reprimiendo una risotada. Eso me cayó de sorpresa. Me dio un vaso con agua de guayaba.

─¿Por qué? ─inquirí, curioso.

─Es sospechosa de la muerte del niño que descubriste junto con Víctor, en la carretera... ─la comida se me atoró en la garganta y tosí.

─¿De verdad? ─tomé agua. Papá se mostraba impávido y concentrado en su comida.

─Sí... no sé en qué acabaría la cosa... ─mamá agarró una tortilla y la hizo taco─. Ojalá pronto encuentren al culpable; y si es ella, pues que la refundan en la cárcel. ─me reí un poco. Me hubiese encantado ver la cara de vergüenza que tendría la chica rica.

Terminé de comer y regresé al negocio hasta aproximadamente las siete de la tarde. Luego de eso, fui a darme un baño con agua tibia y me retiré a mi habitación; me disculpé con Ximena por no haber tenido tiempo para verla y le prometí que al día siguiente buscaría un espacio para ver los discos. Ella me dijo que no tenía un reproductor DVD en su casa, así que le ofrecí que viniera al negocio para verlos en mi computadora.

En Facebook, seguía la solicitud de amistad de Iris Walker; mi dedo estuvo a cinco milímetros de presionar en ACEPTAR, pero primero aproveché por hacerle una pregunta a Víctor.

¿Quién es Iris?

Esperé algunos minutos su respuesta, pero nunca llegó. De hecho, ni siquiera se conectó a Facebook, lo cual me sorprendió mucho considerando que él era muy activo en la red.

Acepté la solicitud de Iris. ¡Qué más daba!

De manera sorprendente, a los cinco minutos me llegó un mensaje de la chica.

IRIS: Gracias por aceptar, amigo.

MATÍAS: No es nada.

Fui muy cortante; no quería conversar tanto con ella. Ya de por sí su perfil era un poco extraño, súmale entonces que posiblemente fuera la cybernovia de mi mejor amigo. Sin embargo, ella seguía interesada en entablar una conversación más extensa conmigo.

IRIS: Tengo entendido que Víctor es tu amigo, ¿sabes por qué no se ha conectado? Estoy un poco asustada por eso. :(

MATÍAS: Sí, es mi mejor amigo. Y no sé, seguramente está ocupado.

IRIS: ¿Crees que esté bien?

MATÍAS: Sí. No te preocupes.

IRIS: Veo que eres igual de guapo que él.

MATÍAS: Mmm... gracias. Pero no creo que debas decirme ese tipo de cosas.

IRIS: Tranquilo, no pienso coquetear contigo. ;)

MATÍAS: De todas formas no estoy interesado. ¿Eres tú la de las fotos?

IRIS: Por supuesto que lo soy. ¿Quieres ver otro tipo de fotos mías?

MATÍAS: No.

IRIS: Eres un poco cortante con una chica como yo, lo que me sorprende. ¿Eres gay o algo así?

MATÍAS: No, no soy gay. Y si lo fuera no tendría ningún problema en aceptarlo.

IRIS: Ya veo. Aunque, no te caería nada mal ser un poco más accesible. Me gustaría conocerte en persona.

MATÍAS: Bien, creo que no tengo ningún problema con eso.

Sólo estaba bromeando; por supuesto que no accedería a verla, me interesaba y me daba curiosidad saber su reacción ante eso.

IRIS: ¿Podrías venir al bosque, a las afueras de Villa Dorada?

MATÍAS: ¿A esta hora? ¿No te parece que es muy noche?

IRIS: No, no lo es, querido Matías. Si quieres voy por ti a tu casa. Sé dónde vives. 

¿Quién es Iris? [COMPLETA Y EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora