¿Quién es Iris? [COMPLETA Y EN EDICIÓN]

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Papá me pidió mi teléfono porque el suyo se había caído al agua; le quitó mi chip y le puso el de él, prometió regresármelo por la noche, cuando él hubiera adquirido uno nuevo.

Ximena ya me había avisado que hoy veríamos los discos que encontró en casa de Diego; pero estuve ayudando a papá con el negocio y fue hasta muy entrada la tarde cuando pude ir a visitarla.

Sus padres se sorprendieron al verme en la puerta de su casa. Creo que Ximena no frecuentaba llevar amigos a su casa; quizá sería porque formalmente no había tenido ninguno. La chica me hizo atravesar su hogar hasta llegar al jardín trasero donde se gozaba una calma apacible.

─Pensé que no vendrías. ─dijo, señalándome con el índice un lugar idóneo para sentarnos en el pasto. Algunos pajarillos cantaban en el frondoso fresno del centro; mientras que los aspersores regaban las orquídeas y demás plantas que bullían de vida.

─Tuve que ayudarle a papá con el negocio. ─confesé.

─¿Tu padre es el que tiene la ferretería? ─asentí─. Sí, aunque la gente no me conozca yo sí logro ubicar a la mayoría de los habitantes de aquí.

─¿Trajiste los discos? ─le pregunté. Ella sacó el sobre de su sudadera y lo mostró con tono misterioso. Agarré los discos y los estudié con detenimiento; no podía creer que tuviéramos algo de aquella inusual pista que nos llegó─. ¿Quién crees que mandó el mensaje?

─No lo sé; pero es alguien que quiso que tuviéramos esto en nuestras manos. ─sacó uno de los discos y lo mostró en el aire. Me sentía un poco tonto contemplando con tanta solemnidad un simple disco de video; pero esa era la cuestión: no era sólo un simple disco, era el disco que probablemente nos diera una pista de la causa del suicidio de Diego─. ¿Cuál vemos primero? ─inquirió mostrando el segundo disco desde el sobre.

─Este... ─abrí mi computadora que había traído desde casa en una mochila e introduje el disco de video.

El reproductor inició su trabajo y pudimos apreciar la fachada de la casa de Diego; había sido grabada alrededor de dos horas en donde sólo se registraban las entradas y salidas de sus padres, así como los transeúntes que caminaban por la acera.

Compartí con Ximena una mirada de incertidumbre.

─¿Crees que esto lo haya grabado él? ─preguntó.

─Lo dudo mucho. ¿Para qué quería un video de su casa siendo grabada por tanto tiempo? Presiento que alguien lo grabó y después se lo mandó. Mira la tipografía con la que está escrita la dedicatoria en la superficie del segundo disco...

─Es cierto; es una letra muy bien hecha. ─asumió ella─. Entonces, ¿cuál crees que sea el propósito de esto?

─No estoy muy seguro. Sin embargo, ¿Quién no se sentiría intimidado con saber que han estado grabando tu casa? ─Ximena guardó silencio. Casi enseguida llegó su mamá y nos ofreció un vaso de limonada.