*Narra Alex*
La habitación de Leo estaba repleta de cajas. Incluso encima de la cama. ¿Dónde dormía? Negué con la cabeza mientras me acercaba a las cajas más próximas a la pared. Ninguno de los dos había pronunciado palabra en la última media hora. Después de que Christian casi nos pillara, habíamos actuado como un par de robots con movimientos programados y mecanizados. Unos pasos hacia las escaleras, una sonrisa fría acompañada de un asentimiento, un amago de soltar algún tipo de fonema - intento fallido - y un par de miradas de reojo eran lo único que había obtenido por su parte.
Vale, quizás exageraba las cosas, pero lo que habíamos estado a punto de hacer... No lo había pensado, estaba perdida en él, en su aroma, en su cuerpo. Y me alegraba de que su padre hubiese llegado, pero a la vez sentía rabia y pena por la interrupción.
Escuché un carraspeo a mis espaldas y me giré rápidamente, tirando una caja en el movimiento, haciéndome perder el equilibrio, cayendo en el mínimo espacio libre que quedaba en la cama.
-¿Estás bien? - preguntó el chico acercándose a mí con gesto alarmado. Palmeó mi hombro y me miró mientras mordía mi labio y asentía. Jamás me había encontrado en una situación tan violenta en mi vida.
Asentí varias veces antes de ponerme en pie nuevamente y alejarme lo máximo posible de él. Aunque la verdad era que quería tenerle cerca, tanto o más que antes.
No entendía qué me estaba pasando.
Aunque la verdad era que lo entendía perfectamente.
Leo era atractivo, olía genial, tenía una voz melodiosa y tantas cosas en común conmigo... Elevaba lo cotidiano a la categoría de extraordinario con tan solo mirarle, con solo escucharle reír, decir cualquier cosa.
Y quería estar con él...
Un momento, ¡¿QUÉ?!
No, no. Para nada. Tenía que cortar con esto de raíz. Apenas le conocía. No podía estar enamorándome de él.
No había pensado siquiera eso. Nunca.
Sacudí la cabeza e intenté dejar de martirizarme, pero fallé. Como siempre.
Mis pensamientos estaban adquiriendo vida propia y no me gustaba a dónde me estaban llevando. Bueno, me gustaba vale. Pero solo un poco.
-Alex... - Esta vez intenté girarme con mayor delicadeza, sorteando las cajas a mi alrededor. Las de esta zona estaban repletas de trofeos de distintos deportes, fotografías...
-¿Qué?
-Esto... Podrías... Mmm... Ojea aquellas cajas de allí - espetó nervioso. Fruncí el ceño y asentí. Su nerviosismo era extraño. No era la misma clase que el mío. Era como... Era como si tuviera miedo de algo. ¿De mí? ¿Le daba miedo?
-Claro - musité pasando a su lado para acercarme a la pared opuesta de su habitación. Realmente esto parecía una fábrica de cajas.- ¡Anda! Tus libros. - Le busqué con la mirada mientras sonreía y le encontré cerrando nuevamente la caja que yo había estado revisando antes-. ¿No se supone que debemos sacar las cosas?
-De esta no. Son... Son trastos inútiles.
¿Trastos inútiles? Eran sus fotos mayoritariamente. En algunas se le veía con su padre y una mujer delgada y rubia - su madre seguramente- sonriendo a la cámara mientras tenía en brazos a un Leo de aproximadamente seis años. En alguna otra, presuponía que salía con sus amigos. Lamentablemente llamó mi atención antes de poder comprobar mi hipótesis.
-Vale - objeté y seguí con lo mío. Eché un vistazo a los libros. La mayoría era de literatura moderna, aunque había algunos de clásica. Brönte, Austen, Dickens... Tenía un gusto exquisito. Qué envidia. Me sentía realmente avergonzada por lo que leía. Todas eran novelas juveniles de ficción y poco más.
![](https://img.wattpad.com/cover/10985792-288-k799862.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi historia favorita.
RomanceLeer era su pasión, pero nunca había vivido una historia así. Nunca. Hasta que llegó él.