☀16.Visita inesperada☀

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Jaclyn.

Echa un ovillo en mi cama, lloro de pura frustración gracias a que los analgésicos aun no han provocado nada de efecto. Estúpida menstruación ¿por que te has hecho tan mala y cruel?

Últimamente los cólicos se han hecho muy presentes en cada mes, cuestión que no solía suceder, pero tarde o temprano tendría que enfrentar esa otra característica tan propia de las mujeres.

Papá que tiene día libre y Gabriel quién esta expulsado de la escuela por robar los calzones a su maestra (no sé como le hizo) son los que han estado atendiéndome, ya que mamá al seguir el consejo de mi tía fue invitada a llevar sus pinturas a una galería de artes para exponerlas y Renata ha ido a estudiar. Por lo tanto ellos vienen y van por pastillas, chocolates o fruta para tratar de consolarme un poco.

Sin embargo, aprovechando mi estado doliente, papá me ha tomado fotos, muchas fotos con la intención de editarlas y convertirlas a un ambiente siniestro. Su intención es tentar al demonio que llevo dentro... ya okey, le gusta manejar photoshop y le gusta tomarme fotos sin importar que salga rara.

—Mira esa mueca que tienes —comenta papá con la laptop en mano revisando cada foto— la editaré como la niña del aro.

—Ojalá que los hombres algún día tengan y sufran con la menstruación —gruño.

—Creéme Jaclyn, a los hombres nos resultaría divertido.

—Ni se te ocurra contarme —.Escondo mi rostro entre mis almohadas.

—No te iba a decir, pero como te decía —prosigue con la atención a la laptop— tus muecas raras valen oro.

—¡Bua! —chillo.

—Papá buscan a Cliny —se asoma Gabriel a mi puerta, levanto la vista hacia al enano que por cierto ha sido obligado a ponerse una gabacha para hacer el oficio.

—¿Quién? —pregunto burlanamente por el echo de ver a mi hermano con tal facha que lo hace ver adorable.

—Yo qué sé, es una de tus amigas, no me dijo tu nombre.

—De acuerdo, me retiro —dice papá saliendo de mi habitación— sirvele un jugo a la visita de Jaclyn.

—Si papá —contesta como todo un hijo respetuoso, pero apenas se va, Gabriel cambia su rostro al normal que siempre conozco: "vanidoso y pícaro" —No traigas tantas amigas guapas hermanita, mis manos y pensamientos no se quedan quietos.

Río como tonta a pesar del dolor en mi vientre.
—Hazla pasar, creo saber quién es.

Miriam no es, Gabriel hubiese aparecido con la cara de tonto, podría ser Amaranta ya que le di mi dirección cuando la conocí en el apartamento de Rodri, aunque también puede ser alguna chica de la librería o de la academia de fotografía, aunque eso ultimo lo dudo mucho, todas las chicas de ese lugar no nos podíamos llevar bien.

—Si mi señora, como usted ordene —dice Gabriel con ademán refinado y se retira dejando mi habitación abierta.

Malditos analgésicos, me la van a pagar ¿cuando van a hacer efecto? Nuevamente entierro mi rostro en las almohadas.

Antes de que cierres los ojos. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora