Rodrigo
—Deberías de ir a descansar, ya hiciste mucho por Cliny —aconseja el señor Williams.—Estoy bien —susurro.
—Necesitas descansar, ya sabes que Jaclyn esta fuera de peligro —insiste.
—Necesito ir a dormir —dice la separa Williams acercándose a nosotros.
—Ve, cariño, descansa —la abraza su esposo.
—Antes me iré a despedir de Jaclyn.
Renata y Gabriel también se levantan, los dos están cabeceando desde hace rato.
—¡Clara, ella también es mi hija! ¿Por qué no me la dejas ver? —escuchamos exclamar a alguien. Los presentes nos volvemos hacia donde viene esa voz. Es Fernando.
—¿Pero que dices? —discute la mamá de Jaclyn separándose del señor Williams.
—La alejas de mí apenas te enteraste del embarazo, desapareces de mi vida y después de años en cuanto nos reencontramos y nuestra hija, escuchalo bien, NUESTRA hija sufre un accidente, así simple y sencillamente pones la orden de que nadie más la vea salvo tú y el supuesto padre —discute Fernando.
No comprendo nada. Quiero acercarme pero Renata me detiene.
—Creo que ese problema lo tienen que resolver entre ellos —sugiere.
—¿Por que todo ese alboroto? —pregunto en voz baja.
—Te lo dijera si supiera.
Miriam y Felipe que regresan de la cafetería del hospital no dan crédito a lo que ven.
—¿Que pasa? —pregunta la rubia manteniendo su distancia.
—¡Oye, tú! Yo no he puesto restricciones sobre quien puede ver a mi hija y además no entiendo para que tengo tanto reclamo si nunca te has hecho cargo de ella, ¡ni tan siquiera cuando te di la noticia del embarazo! —discute la señora Williams.
Javier Williams trata de calmar a Clara pero ella sigue insultando a Fernando, a continuación unos enfermeros y un par de vigilantes se acercan.
—Oigan no pueden hacer escándalos en este lugar, por favor, retirense —dice uno de los vigilantes.
—¡Él comenzó! —exclama el señor Williams señalando a Fernando.
—Pero no pueden hacer esta clase de actos.
—P-pero no me dejan ver a mi hija — Fernando ya esta nervioso.
Miriam decide acercarse, claro que no deja que yo me meta, pero no es nada bueno esa su reacción.
—¿Y para que quiere ver a Cliny si usted nunca se ha hecho cargo?
—Q-quiero comenzar a hacer bien las c-cosas... se que cometí errores en el pasado p-pero...
—¿Pero qué, Fernando? —cuestiona la señora Williams—. Ella no tiene intenciones en querer conocerte.
—¿Y t-tú que sabes, Clara?
—¡Oye, no le hables así a mi esposa! —exclama Javier.
—Señores, en este lugar no se permiten actos violentos —dice el otro vigilante.
—¿Acaso ve que nos estamos golpeando?
—¡Arreglen sus problemas allá afuera! —exclama harto un enfermero, los vigilantes están de acuerdo.
—¡Oiga no!
—Sueltenme carajo!
—¡Tengo que ver a mi hija, dejenme!
ESTÁS LEYENDO
Antes de que cierres los ojos. ©
RomanceJaclyn y Rodrigo sólo pensaban en divertirse sin compromisos estableciendo la regla de oro: "No enamorarse"... O al menos eso creían, ya que una vez más, los azares del destino y el amor hacen de las suyas. Pero una serie de circunstancias...