Rodrigo
La tarde esta esplendida. Lo digo por los colores del crepúsculo y por las personas que van irradiando alegría por mas frío que haga, no lo digo por mí, que estoy devastado.Solo eramos un par de amigos que pretendían divertirse con algo de sexo... y yo terminé por desviarme del plan original.
Los días que pasan van queriendo matarme poco a poco, ha llegado diciembre y las personas se preparan para las celebraciones navideñas; rostros alegres, llenos de esperanzas... menos yo... Bueno, no seré el único que se siente desdichado en el mundo, pero así parece.
Jaclyn pidió unos fines de semana libre. Gladys me lo contó al día siguiente después de la discusión que tuve con ella. No quiso dar explicaciones, Gladys se mostró confusa al saber que yo no tenia idea de nada.
Miriam no ha querido decirme nada, Cliny no contesta mis llamadas, me atreví a llegar a su casa donde el señor Williams pretendió ahogarme con sus propias manos y luego de la intersección de Renata y Gabriel me informaron que ella se mudó temporalmente. No dijeron mas nada. Su madre solo dijo que era preferible permanecer lejos.
Es como si la tierra la hubiera tragado.
¿Que ocurrió?
Los sucesos recientes están tratando de convencerme que ella no siente nada por mí. Pero por otro lado los hechos más anteriores se atreven a decir que ella es la indicada. Pero ya no sé mas en que guiarme.
Mis padres han estado un tanto preocupados por mi nueva actitud. Papá que ya se cree consiente en ir y venir usando las muletas, ha llegado muchas veces a pasar tiempo conmigo; no sabe nada sobre lo que pasó con Cliny pero lo supone y sin embargo no me ha atorado de preguntas o sermones.
He tenido cierta culpa al no hacerle saber lo que había pasado entre Amaranta y yo, sólo reaccioné de la peor manera. Y en parte fue el miedo por todo, por sentirme incapaz de ser correspondido.
—Lo siento, no puedo dejar de ver tu cara de mártir, me afecta tanto —dice Raquel viéndome desde lejos. Ella también ha estado mas presente últimamente a pesar de no ser tan apegada a mi.
—Es el único rostro que tengo disponible —respondo sin ganas.
Si volviera un poco atrás en el tiempo estaría pensando que es ridículo sentirse mal por una decepción amorosa, pero es algo tan diferente vivirlo que pensarlo.
—No, Rodrigo, vamos, tienes que seguir adelante con o sin ella —aconseja mi hermana sentándose a mi lado—. No te dejes vencer.
—Te confieso que estoy perdido, no hallo que hacer.
—Lo primero es dejar de torturarte con esas ideas que no aportan nada mas que depresión. —Acaricia mi rostro con sus manos—. Y distraete volviendo a hacer lo que te apasiona, no has vuelto a preparar esos postres que son tan deliciosos, por decir un ejemplo.
—No puedo dejar de pensarla, incluso cuando veo la cocina porque recuerdo que Jaclyn ama comer variedad de calorías y yo precisamente le cumplía sus deseos.
—Eres peor que yo cuando tenia quince años y me ponía triste cuando veía a mis amores platónicos con sus novias —dice fastidiada mientras se levanta.
—No creí que algún día me encontraría en este estado por una chica.
—¡Tengo una idea! —exclama Raquel aplaudiendo feliz—. Un poco de música te hará bien.
—No, vas a terminar poniendo esa canción cortavenas una y otra vez —reniego pensando en The Scientict de Codplay, lo peor es que ella le encanta esa canción y la repite cada vez que puede y quiere.
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Antes de que cierres los ojos. ©
RomanceJaclyn y Rodrigo sólo pensaban en divertirse sin compromisos estableciendo la regla de oro: "No enamorarse"... O al menos eso creían, ya que una vez más, los azares del destino y el amor hacen de las suyas. Pero una serie de circunstancias...