Rodrigo.
Del sofá pasamos a mi cama.
Recién son las seis de la mañana y nosotros no hemos dormido ni un segundo. Sep, estuvimos demasiado ocupados.
Con las sabanas cubriendo su cuerpo, Jaclyn respira profundo mirando al techo, sonríe como si hubiera tenido los mejores orgasmos de su vida. Pero aclaro, todo es tan cierto.
Yo la contemplo, satisfecho, demasiado satisfecho a decir verdad, no hay duda que ella merece un premio por su excelente talento.
—¿Qué piensas? —pregunta Jaclyn viéndome sonreír.
—En que eres la mejor amiga del mundo —contesto provocándole una carcajada.
—De nada, mejor amigo —dice apoyando su cabeza en mi pecho, mientras una de sus manos va recorriendo mi abdomen lentamente... hasta mi entrepierna, donde mi entusiasmado miembro reacciona a su tacto.
Diablos, quiero otra ronda ¿como es posible que aun no me siento cansado?
—Creo que ya es hora de irme —dice de pronto— anoche no tuve tiempo de hablar con Miriam.
Comienza a incorporarse pero la detengo.
—¿Y me dejaras con las ganas?
Cliny una vez mas hace relucir sus carcajadas, la tomo de su cintura para atraerla de nuevo, ella no se resiste, es más, esta provocandome de la manera en que sabe hacerlo y una vez mas me permito gozar de su cuerpo.
—Si que parecemos conejos —afirma cuando terminamos.
—Estoy de acuerdo, creo que tuvimos mucho periodo de abstinencia —admito.
—Eso parece —señala y luego añade después de un suspiro: — ¡Por todos los dulces del mundo, me siento como un venado recién nacido!
—Era de esperarse —río.
Y esta vez se levanta para cambiarse, hago lo mismo sintiendo nueva energía positiva, me siento renovado después de un buen tiempo.
—Miriam va a volverse loca cuando me vea llegar —comenta Jaclyn usando sus dedos como un improvisado peine.
—¿Quieres desayunar?— pregunto.
—Solo si tienes cupcakes.
—No, pero tengo algo mejor — sonrió con picardía.
—¿Como qué?— pregunta acercándose peligrosamente.
Sin responderle, acaricio su barbilla y beso sus labios, disfrutando de esos momentos placenteros ocurridos no hace mucho. Si no fuera porque el celular de Jaclyn comienza a sonar una llamada entrante, juro que no la dejo ir.
Resignada contesta la llamada mientras vamos saliendo de mi habitación.
—Si, hola Mir... Por supuesto... ¿Qué va? La pasé bien... ¿Detalles? ¿Para qué?... Bien de acuerdo, llego dentro de unos minutos... Prepara té y desayuno completo... Esta bien le preguntaré...—las risas se hacen presente en ella al hablar hasta que cuelga.
—¿Tienes Vodka?— me pregunta pestañeando repetidamente.
—¿Para qué lo necesitas? —cuestiono caminando a la cocina.
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Antes de que cierres los ojos. ©
RomanceJaclyn y Rodrigo sólo pensaban en divertirse sin compromisos estableciendo la regla de oro: "No enamorarse"... O al menos eso creían, ya que una vez más, los azares del destino y el amor hacen de las suyas. Pero una serie de circunstancias...