Rodrigo.
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Pensamientos, accidente de Jaclyn:
Si tan solo no fuera un idiota. Porque de alguna forma te he dañado, te he dejado sola... te he usado. Ahora me encuentro arrodillado ante tu cuerpo desvanecido en el asfalto donde un hilillo de sangre sale de tus labios que tanto besé, las lágrimas surcan mi rostro con una gran opresión en el pecho gritando tu nombre, no deseo verte partir, mereces una oportunidad.Las personas que desaparecieron hace unos momentos han vuelto, interesados por lo que acaba de pasar, atrás de mi alguien llora a gritos, pero poco le tengo importancia. Me interesas tu, porque insisto en que no quiero perderte, porque quiero salvarte, porque te amo. Porque me enamoré sin proponérmelo sintiéndome como un chiquillo con el corazón latiendo a mil por hora cada vez que conozco mas de ti. Por favor, no te vayas.
La ambulancia a quien hace unos momentos alguna generosa alma llamó, se aproxima haciendose escuchar con su alarma que hace eco entre las calles, pero yo me pierdo... me pierdo entre los recuerdos, el delirio y el dolor... beso tu frente con delicadeza aun con las lágrimas incesantes. Perdóname, perdóname por ser tan idiota, por romper las reglas, por enamorarme y dañarte.
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Cuando abro la puerta de mi apartamento allí esta ella, con el cabello recogido en un moño con mechones rebeldes a los lados, su clásica ropa de colores y sus zapatillas descombinadas. Su sonrisa imborrable parece ansiosa ya que es la primera viene a mi apartamento y por fin he accedido a prepararle algún postre.
—Jaclyn, criatura loca –la recibo en mis brazos.
—Cliny –Me corrige— Hola Rodri, que linda tu guarida.
—Adelante pasa. Siéntete cómoda.
Entra despacio con los ojos bien abiertos dando una vista panorámica al lugar hasta que se detiene en el estante donde tengo algunos libros y películas.
—¿En serio lees? –Me pregunta incrédula.
—De vez en cuando —respondo y bajo la cabeza.
—Interesante. Tienes un apartamento bonito y cómodo –comenta—. Pero cambiando de tema –ambos cruzamos miradas— estoy feliz porque al fin probare el cielo con tus postres... ¡Vamos, enséñame que aprendiste!
—¡Oh vamos! No es para tanto –rio un poco nervioso—. Espera ¿Cómo lograste que tus padres te dieran permiso para salir a visitarme?
—Fácil. Les dije que iba a casa de Miriam, luego para que no sospecharan, la llamé y le conté mi plan. Todo esta bajo control me cuenta.
Ni que vayamos a hacer algo malo.
—Niña necia, Eres tremenda.
—Hey, todo mundo hace alguna rebeldía, es normal.
—Lo admito, yo también lo he hecho algunas veces.
La llevo hacia la cocina y ella abre los ojos aún más. Este es el único lugar donde me he esmerado en tener lujos comprando nuevos articulo para al que llamo "mi santuario". Algunos podrían decir que parezco un afeminado, pero la verdad eso me tiene sin cuidado por el hecho de que la gastronomía y sus derivados es mi pasión.
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Antes de que cierres los ojos. ©
Roman d'amourJaclyn y Rodrigo sólo pensaban en divertirse sin compromisos estableciendo la regla de oro: "No enamorarse"... O al menos eso creían, ya que una vez más, los azares del destino y el amor hacen de las suyas. Pero una serie de circunstancias...