Jaclyn.
Lo primero que pasa por mi cabeza cuando despierto es preguntarme si ya pasó navidad. Aunque no tengo la menor idea de como es que un abrir y cerrar de ojos estoy en otro lugar. Pero al intentar moverme y sentir dolor en muchas partes de mi cuerpo comienzo a recordar los últimos detalles y a suponer en donde estoy.¿Este es un hospital? Porque huele a hospital y medicamentos. Aparte que en una de mis manos tiene un catéter que transporta suero a mis venas, también tengo algunas vendas.
Vi a Rodrigo, ¿de verdad lo vi? Luego de eso... creo que me atropellaron.
Sí, creo que era eso.
Rodrigo.
¿Rodrigo?
Sí, allí estaba, apenas fueron segundos... lo vi, lo vi y fue de la sensación mas linda que pude haber sentido. Me sentí renacer.
Pero fue desgarrador pensar que solo fue un momento.
O sólo era mera ilusión.
No hago mas en intento de mover más nada de mi cuerpo puesto que me duele todo y aun me siento adormecida, pero como quiero conocer mi alrededor me arriesgo a mover con cuidado mi cabeza. Estoy en una habitación pequeña, apenas cabe solo la cama y una mesita... y al otro lado un par de sill... Que rayos.
Mi corazón comienza a latir frenéticamente mientras que siento que una sonrisa se dibuja en mi rostro. Rodrigo... Rodri esta aquí.
Dulces benditos, lo quiero comer a besos.
Esta dormido y se ve tan... lindo, hermoso, bello y demás sinónimos. Esta cómodamente sentado, apoyado en el respaldo de la silla más cercana, durmiendo como un bebé. Entonces, sí, lo vi.
¿Cuanto tiempo habrá pasado? ¿Unas horas, días o semanas? ¿Solamente él estará aquí?
Lo extrañé demasiado.
—Te extrañé —susurro con una voz ronca.
Quiero tomarlo de las manos y decirle todo, todo lo que siento por él.
Despierta.
Por favor.
Quiero abrazarlo. Quiero besarlo.
Despierta después de unos minutos parpadea, sus ojos grises con verde me notan al instante y se llenan de luz, literal. Ay, gomitas sin cabeza.
—¡Cliny! —exclama y se acerca al instante apartando un par de mechones de mi rostro— Jaclyn... preciosa.
Ay, me derrito.
—Rodri —intento decir mas, pero me duele la garganta y mi voz me sale ronca.
Él comprende, me sonríe y toma mi mano con suma delicadeza, se que quiere apretujarme en sus brazos, pero se frena por tenerme cuidado. Besa mis nudillos y baja su rostro. ¿Qué? Comienza a llorar, no, por favor, cariño, no llores.
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Antes de que cierres los ojos. ©
RomanceJaclyn y Rodrigo sólo pensaban en divertirse sin compromisos estableciendo la regla de oro: "No enamorarse"... O al menos eso creían, ya que una vez más, los azares del destino y el amor hacen de las suyas. Pero una serie de circunstancias...