Capítulo Once: Encuentros

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Capítulo Once: Encuentros

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Capítulo Once: Encuentros

Con cuidado, dejó el esfero en la pequeña cartuchera de la pelirroja. Su hoja estaba llena de lo que parecía ser su letra, pero a la vez parecía que acabara de aprender a escribir.

El resultado de sus manos no solo fue dolor e irritación al entrenar, era dolor e irritación para todo; para conducir, para comer, para lavarse sus dientes, para peinarse, incluso para escribir, lo cual hacía que su letras se viera como la de un niño de cinco años, era vergonzoso.

Lo bueno era que tenía la mejor amiga del mundo, después de que la pelirroja lo fuera a buscar aquella noche en el gimnasio, gracias a la llamada que le habían hecho sus mejores amigos para que lo fuera a buscar, ella se había encargado prácticamente de Axel.

Ese día no solo se fue a casa con él para curarle las heridas, también desde ese día estaba haciéndole el desayuno a Axel ya que no podía cocinar, lo ayudaba a comer cuando era muy necesario, carnes o cosas duras en las que se refería fuerza, y le limpiaba las heridas todos los día para que no se le infectaran, y ahora, ella se estaba encargando de pasar todos sus apuntes con linda letra, para que, en un futuro, pudiera acordarse de que demonios había escrito ese día.

Si eso no era ser una mejor amiga, Axel no sabría lo que sería, la pelirroja ha estado ahí con el siempre, y ahora más que nunca. Era impresionante la forma en la que se preocupaba por él, incluso más que sus estúpidos dos amigos.

—¿Ahora sí puedo? — Dijo Emily llegando con dos tazas de café a la habitación.

Ahora se encontraban en la casa de la pelirroja, eran aproximadamente las 10 de la noche, y sí, era demasiado tarde, pero así habían hecho todos estos días mientras Emily le ayudaba con los apuntes a Axel, y como el entrenaba toda la tarde no le quedaba de otra que ir de noche. Al principio Axel se negó, pero al ver la mirada de reproche y las constantes amenazas de Emily con dejar de hablarle si no iba, no le quedó más remedio que llegar a incomodar a la casa de la pelirroja a eso de las nueve.

Los padres de Emily eran gente muy amable, sin embargo, jamás se encontraban en casa, el papá de la pelirroja era Militar, Axel había tenido la fortuna de conocerlo una vez que esta lo invitó a una parrillada en su casa, aprovechando que su papá había llegado, era un tipo descomplicado, daba miedo eso sí, era grande y musculoso, pero una vez que charlaban la cosa dejaba de ser tan tensa y todo se relajaba. Y estaba la mamá de Em, que Axel si había visto varias veces, como de esperarse era pelirroja, igual que su pequeña amiga. Era doctora, y en la mayor parte de las semanas se mantenía en el hospital de noche. Así que en ese momento no estaba en casa, solo estaban Axel, Emily y su muy molesto gato, Blue.

—Sí, ahora sí puedes. — Dijo él. — No tengo la culpa, ni yo entendía que había escrito esta mañana. — Él soltó una leve risa.

—Lo sé, pero imagino que tuvo que ser horrible escribir rápidamente con las manos así de destrozadas como las tienes. — Ella hizo una mueca de dolor mientras le entregaba el café a Axel. — No imagino tu dolor, aún recuerdo cuando te toque las manos aquella noche.

MI RUBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora