Capítulo Veintinueve: Amor

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Capítulo Veintinueve: Amor

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Capítulo Veintinueve: Amor

Axel había quedado en shock. Tenía la boca abierta y no dejaba de mirarla. La gente ya había terminado de cantar.

—Pide un deseo. — Le dijo Sky estirando el pastel más cerca de él.

Por fin sonrió. Le dio una medio mirada cómplice a la rubia y se acercó al pastel. Cerró los ojos. Sky lo miro un segundo mientras este parecía pensar lo que quería. Momentos más tarde, sopló las velas. Todos aplaudieron felices. Axel abrió los ojos y miro a su novia.

Ella arrugó la nariz mientras sonreía. El rubio se acercó y le dio un mordisco al pastel  quedando embarrado de crema. Maxi apareció recibiendo el pastel a Sky. Y antes de que esta pudiera pestañear, Axel había envuelto su brazo en la cintura de ella y la arrastró hasta él.

Sky sonrió al tenerlo así de cerca. Le acarició la mejilla con sus dedos. Axel se erizó por el tacto y ella no pudo resistirse más; pegó sus labios con los de él, saboreándolo.

—Mmm...sabes a pastel. — Le susurró ella pasando su lengua por los labios.

Axel la miró.

— ¿Qué haces aquí, mi vida? —Le preguntó acomodándole un mechón.

Sky le dio una mirada incrédula

— ¿Cómo que qué? — Inquirió— Es tú cumpleaños. — Le recordó. — y sinceramente no puedo creer que no me lo dijeras. — Ella negó con la cabeza. — Me dejaste ir sin decirlo, ¿Qué tal que hubiera sido verdad?, estaría allá en Italia sin  saber que mi novio estaba cumpliendo años.

Axel ladeó la cabeza.

—Era tu hermano. — Recordó él. — Por cierto, ¿Qué fue todo eso? — Preguntó haciendo referencia al viaje.

—Fue un plan que hicimos con los chicos. —Le informó. —No quería, pero terminaron convenciéndome. — Cerró los ojos. — Me rompió el corazón ver tu rostro cuando te lo dije aquel día después de tu pelea.

Axel río.

—Eres muy mala. —Le dijo divertido.

— ¿Te ha gustado? — Preguntó esperanzada ella, arreglándole el cabello.

—Me ha encantado. —Este unió sus labios con los de ella. — Gracias. — Ella sonrió y le io un pico.

—Ire por los nachos. —Avisó ella alejándose de él.

Después de que diera unos pasos, Axel la jaló haciéndola girar.

—Estas hermosa. —Confesó.

No se lo había dicho. Ella corrió de nuevo y le dio un pico.

—Gracias, amor.

Ahora sí, la soltó. Ella desapareció entre la gente que se había dispersado.

MI RUBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora