Capítulo Dieciocho: Dios

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Capítulo Dieciocho: Dios

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Capítulo Dieciocho: Dios.

<<Sé que no suelo hablarte seguido, pero en este momento te necesito. La has traído, me la diste...y ahora la quiero, no hay nada que pueda hacer para no quererla de la manera en la que lo hago; por eso, quiero que me ayudes, Dios, quiero que este bien...porque si no es así, me perderé a mí mismo...>>

— ¿Familiares de Sky Fierrachi? — Dijo una gruesa voz llamando la atención de todos los que se encontraban en la sala.

Para cuando Axel paró de orar y levantó la cabeza; el mejor amigo de su nube ya se encontraba encima del doctor que aparentaba unos cincuenta años. Estaba canoso y no se veía para nada agotado.

—Yo, yo soy su hermanastro. — Mintió Maxi. — Por favor, dígame que Sky se encuentra bien. — Axel podía ver como el doctor no dudo que la información que el rubio le daba ya que sus facciones reflejaban preocupación.

Axel se levantó apenas Maxi acababa de pronunciar la última palabra de esa frase. La respuesta que el doctor daría era lo único que Axel quería saber, por encima de todo.

—Tranquilícese joven. — Le pidió en doctor totalmente tranquilo. — Su hermana está bien. Tuvimos que hacerle una operación de emergencia debido a una apendicitis. — Informó. A Axel se le detuvo el corazón al escuchar la palabra operación dentro de la frase. —Los mareos, escalofríos y vómitos que presento en la madrugada era debido a eso. A algunas personas se le presentan con varios días de anterioridad y a otros, se les presenta más rápido, como el caso de la señorita Fierrachi.

Maxi asentía con más tranquilidad a medida de que el doctor hablaba, mientras que él, solo se sentía más nervioso por alguna razón desconocida.

—Pero... ¿Ella ya está bien no? —Preguntó de nuevo Maxi con incertidumbre.

—Sí, la operación salió bien. — Afirmó con la cabeza, y después de eso, Axel sintió por fin el aire en sus pulmones. — Esta en recuperación, estable; pero la mantendremos unas horas más en observación para que no haya ningún inconveniente en el futuro.

Maxi volvió a asentir.

— ¿Cree que podamos verla, doctor? —Esta vez fue la voz de Axel la que resonó en aquella pregunta.

—Claro, pero me temo que solo podrán pasar los familiares. — Le informó el doctor posando sus castaños ojos en Axel.

—Pero, doctor, él es el novio. Papá no está en el país y su mamá...murió hace unos años, nosotros dos somos lo único que tiene aquí, por favor, déjelo pasar. —Rogó Maxi de inmediato.

Lo que menos le importó a Axel fue la sarta de mentiras que Maxi le había lanzado al doctor, aunque debía admitir que el ser presentado como el novio le fue muy gratificante, sin embargo su concentración estaba en que el hombre le diera el visto bueno para verla.

MI RUBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora