Capítulo Veinticinco: Azul

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Capítulo Veinticinco: Azul

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Capítulo Veinticinco: Azul.

Echó un suspiro cargado de incertidumbre y ansiedad. Estaba nervioso, demasiado. No quería ni imaginarse como estaría su nube. Y ni pensarlo de Maxi.

Que locura, todo había pasado extremadamente rápido para todos. Y ahora se encontraba mirándose al espejo, asegurándose de que todo en él estuviera a la perfección. Hoy tenía que estar a la altura de su novia. Aunque bueno, era casi obvio que él nunca lograría estar a la altura de ella, pero se había esforzado.

Se había colocado un saco negro cuello tortuga, encima de eso una chaqueta de traje gris y un pantalón a juego con la chaqueta, en la parte izquierda de su chaqueta llevaba un pañuelo blanco perfectamente doblado, y finalizando, unos zapatos elegantes negros. No quería llevar corbata ni moño para no verse extravagantemente vestido, pero tampoco quería verse fuera de lugar. El realmente no estaba acostumbrado a utilizar trajes pero afortunadamente su madre lo había ayudado a vestirse para esa ocasión.

Camino hasta su cama donde tenía un bolso deportivo como los que solía usar en el gimnasio, pero esta vez cargaba todo lo necesario para quedarse a dormir donde su nube. Faltaban menos de ocho horas para que ella se fuera y sinceramente se sentía muy mal, pues era la primera vez por la que se ilusionaba de cumplir años, pero con aquella noticia todas sus ilusiones habían sido brutalmente destruidas. Ella no tenía la culpa, pues no sabía nada, así que técnicamente era culpa de él. No sabía ni siquiera porque se sentía mal si él se lo había buscado.

Agarró su celular, guardándoselo en el bolsillo de su pantalón. Metió el cargador en la mochila y miró a su alrededor cerciorándose de que no se le olvidara. Sus ojos cayeron en la cajita roja de terciopelo que yacía en la cama. La agarró abriéndola con cuidado, observo aquello que había mandado hacer, tal vez no era muy extravagante pero sabía que le gustaría. Él pensó que a ella estaría agradecida aun si solo fuera un pequeño chocolate.

La empacó con cuidado, asegurándose que no se maltratara. Miró la hora en su reloj, entonces decidió cerrar el maletín y colgárselo en el hombro. Se veía extraño viéndose formal con un maletín tan informal colgándole del hombro. Pero daba igual, nadie iba a verlo con aquello. En la mesa al lado de la puerta principal, se encontraban sus llaves y la invitación al desfile.

A salir, el carro de Santi estaba estacionando justo en frente de su caso. En este tipo de ocasiones era cuando necesitaba un auto, arruinaría su traje yéndose en su preciada moto, que como todo tenía sus cosas malas como esas. Entro en el asiento copiloto encontrándose con su amigo, vestido en traje negro junto con una camisa blanca, con los primeros botones abiertos.

—Buena elección. — Comentó señalando él atuendo de Axel.

Este echó su maleta en los asientos traseros.

—Gracias, tú te ves bien. — Le devolvió el halago.

Santi lo miro de reojo arrancando de nuevo.

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