Capítulo Cuarenta y Uno: Pequeña visita

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Capítulo Cuarenta y Uno:  Pequeña visita

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Capítulo Cuarenta y Uno: Pequeña visita

Sky miró el edificio asegurándose de que esa era la dirección. Ya había llegado a Los Ángeles y afortunadamente ella tenía la dirección del pequeño apartamento en el que Axel residía ahora, todo gracias a que ella lo ayudó a organizar todo antes de que el tuviese que viajar así que no le hizo falta preguntarle a nadie.

A esta hora Maxi debía estar en el aeropuerto de Nueva York recogiendo las maletas que mandó, solo llevaba una pequeña mochila, finalmente era algo más de un día, así que no necesitaba mucho.

Miro a alrededor un poco desconfiada, si bien no era el lugar más fino del mundo, tampoco parecía ser el más peligroso. Estaba bien, lo único que si pudo notar fue la poca afluencia de gente en el lugar, todo estaba algo solo. Sonrió. Finalmente había llegado, lo vería, por fin lo haría.

Se aventuró a caminar hasta la puerta del edificio para luego empujarla, era un poco pesada. Al entrar se encontró con una sencilla recepción que solo tenía una barra y unos lokers, el de cada apartamento. Cuando la rubia divisó a un hombre mirando unos papeles se atrevió a hablar.

—Hola, disculpe. — Dijo la chica llamando la atención del hombre, al parecer era el encargado. — Estoy buscando el apartamento de Axel Mourret. — Informó.

El señor la miró de arriba a abajo y levantó la ceja con cierto desconcierto.

—No tengo idea de quien hablas. — Le respondió el hombre secamente. — No es común ver a alguien como usted por aquí.

De inmediato Sky frunció su ceño, sin entender a lo que se refería.

—¿Alguien como yo? — Inquirió.

—Sí, estirada y tan... angelical. — Le dijo el hombre que no pensaba pasara de los cuarenta.

Sky boqueó un poco sin saber que decir, no sabía cómo tomarse esas palabras.

—Ahh. — Fue lo que salió de su boca. — Mire señor, estoy buscando a un chico rubio, ojiverde, es luchador, tal vez lo ha visto con su ropa de entrenamiento...— Describió la chica pasando del comentario.

El hombre pareció pensárselo un segundo.

—Ahh, ya sé a quién se refiere. — Aseguró el hombre pareciendo entenderlo todo. — Habla de Fuego, sí, lo conozco, es un buen tipo.

—Sí, él. — Reafirmó ella al reconocer el apodo. — ¿De casualidad usted sabe cuál es su apartamento? — Preguntó.

El hombre se echó para atrás.

—¿Y cómo porqué debería darle esa información? ¿Acaso no lo conoce? ¿No sabe dónde vive? — Preguntó el hombre desconfiadamente.

Sky se mordió el labio entendiendo porque el hombre no le quería dar información.

MI RUBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora