Capítulo Diecinueve: Miedo
— ¡Sky!
Ella reconociendo la voz, detuvo su caminata. Cerró los ojos y se dijo internamente que no podía seguir haciendo como si nunca lo hubiera conocido. Se volteó aparentando que no había pensado en salir corriendo hacía su auto que estaba estacionado a unos metros de ella.
— ¡Hey!, Ackley. — Saludo caminando un poco hacía adelante para poder acercarse más al chico.
Él sonrió y se acercó a ella con los brazos abiertos.
—Oye, has estado muy desaparecida casi no te he visto. — Dijo cuando llegó a envolverla con los dos brazos.
Sky sonrió separándose.
—Sí...la verdad no sé por qué, si yo he venido, a veces la universidad es tan grande que es muy difícil coincidir ¿no? — Le comentó.
—Eso es muy cierto. — Le dio un toque en la nariz. — ¿Salimos?, hace mucho no hablamos. — Invitó.
Sky pensó en que podría sacarle una excusa barata para no tener que ir a ningún lado, pero lo cierto es que, el chico lo único que hacía era tratarla bien y ella no tenía el corazón para hacerle un desplante.
—Mmm claro, pero no puedo demorarme mucho porque tengo que encontrarme con Maxi. —Aviso.
—No te preocupes, te invito a almorzar. — Ackley comenzó a tirar de ella. — Nos vamos en mi auto y volvemos aquí para que te puedas ir en el tuyo tranquilamente. —Planeó. — ¿Qué quieres comer?
Ella no pudo no sonreír ante la forma en la que el chico planeaba todo; a pesar de que en algunos momentos se sentía incomoda con él, no podía decir que cuando estaban juntos era algo incomodo también, pues la verdad es que Ackley la hacía pasar buenos momentos.
—Mmm no sé, tal vez ¿Carne? O ¿Pescado?— Pensó ella dejándose jalar por él.
—Vamos a un centro comercial y ahí decidimos. — Ella asintió conforme con el resultado.
Axel estaba mirándolos desde lejos, sus ojos no estaban alegres de ver como Ackley salía por la puerta de la Universidad como alma que llevaba al diablo. Claro que le molestaba ver a Sky con otro hombre y más que ese hombre fuera Ackley, pero nada podía hacer, pues, ella era libre de tener los amigos que quisiera y él no iba a retenerla porque le gustase o no sus amigos.
Suspiró rendido y echó a andar hacía su moto que esta vez había traído a la universidad ya que se había retrasado un poco esa mañana y su bebé era la única salvación. Hoy tenía mucho que hacer y se refería a ejercicio pues al final esa semana tenía una de las peleas más importantes de su vida, por no decir que la más importante. Era su pase al triunfo, a la recompensa de tanto esfuerzo y aunque confiaba mucho en sí mismo, tenía que admitir que cada vez se ponía más difícil conseguir un cupo en la competencia.
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MI RUBIA
RomanceÉl había prometido que no se metería con chicas rubias... pero luego la vio a ella. ESTA OBRA ES COMPLETAMENTE MÍA. QUEDA PROHIBIDA LA COPIA Y LAS ADAPTACIONES A ELLA.