Capítulo Veintiséis: Poder de convencimiento.
Poso sus ojos azules en la chica que tenía enfrente, arreglándole el vestido azul que traía puesto. Tenía un rostro precioso, no era de ese mundo, más bien era un poco bajita, con la piel un poco trigueña, eso sí, no se veía que tuviera que trabajar mucho pues sus manos estaban completamente limpias, sin manchas, sin cicatrices, sin cayos, en fin, sus manos no eran de trabajo pesados y se veían muy lindas con ese barniz rojo encima de sus no tan largas uñas. Era sencilla, pero sabía cómo vestirse. Sus pantalones rotos y el saco de lana que llevaba estaban entre la comodidad y el ser casual, traía unos botines con un tacón no tan alto negro que la hacía ver linda.
— ¿No te gustaría modelar alguna vez, Alaia? —Preguntó Sky viendo desde arriba como le acomodaba un pequeño borde de tela debajo de su brazo.
Ella le dio una breve mirada antes de volver a su trabajo, eso sí, sonrió por el comentario de la alta rubia que tenía en frente.
—Oh, Sky. — Soltó una pequeña risa. — Yo no sirvo para esto, créeme. — Sky frunció el ceño.
— ¿Y eso por qué no? — Preguntó ella.
—No soy alta, no tengo el cuerpo, ni la experiencia, y no puedo subirme a esos tacones gigantes que ustedes utilizan, una vez lo intente y no salió muy bien. — Le contó la castaña alzando el rostro para señalarle una pequeña cicatriz debajo del mentón.
Sky hizo una mueca al ver la cicatriz.
—Eso debió haber dolido. — Comentó Sky.
—Cinco puntos. — Sky pensó que la pobre tuvo que haberse caído muy pero que muy mal.
—Bueno, eso es lo de menos, si tienes actitud puedes modelar, estoy segura que debajo de este saco hay un muy hermoso cuerpo, y que importa que seas bajita, hay muchas modelos bajitas.
Cuando iba a responder, ella toco el comunicador que cargaba en su oreja. Asintió mientras lo soltaba.
—Ya debes salir. — Informó la chica.
Y pues sí, la única chica con la que había congeniado había sido con Alaia, quien era hija del dueño, sí la hermana de la estilista de Mika Anderson, la chica que estaba entre las cinco finalistas. Pero Alaia no era una farsa, era lo único bueno que tenía la partida de corruptos de aquel concurso.
Sky asintió decidida.
—Lo harás muy bien. — Animó la castaña.
Sky fue envuelta en un abrazo por la chica quien trataba de darle fuerzas pues sabía que la chica estaba nerviosa.
—Gracias Alaia. —Agradeció la chica en un susurro.
Alguien la tomó por el codo y comenzó a arrastrarla hasta la puerta, donde podía ver parte del público sentado.
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MI RUBIA
RomanceÉl había prometido que no se metería con chicas rubias... pero luego la vio a ella. ESTA OBRA ES COMPLETAMENTE MÍA. QUEDA PROHIBIDA LA COPIA Y LAS ADAPTACIONES A ELLA.