Capítulo Veintiuno: Mentirosa
—No quiero nada de análisis, ni nada de eso. —Dijo Dogg mientras caminaba en frente de los chicos.
Era el mismo lugar, la misma habitación de siempre. El bullicio de la gente ya se escuchaba bastante alto, todos esperando por la gran pelea.
Santi, Ed y Maxi, estaban sentados en los sofás que tenía la habitación. Axel, por su parte, estaba sentado en la camilla en frente de Dogg, y su nube, al lado de el con las manos entrelazadas. Sky miraba el movimiento de sus pies distraída con la cabeza recostada en el duro hombro de Axel, mientras que este, escuchaba a Dogg con atención, pero también se daba cuenta de las caricias que le hacía el dedo pulgar de su chica en su mano.
—Llegas y acabas con él. Solo eso. — Puntualizó Dogg.
Axel asintió comprendiendo a lo que se refería. Sky, al escuchar las palabras del hombre, subió sus azulados ojos mientras lo miraba comenzando a fruncir el ceño.
— ¿Ryan ya se apareció por acá? —Preguntó Dogg dándole una mirada a todos los presentes.
—No. — Fue lo único que dijo Ed.
Dogg estaba más arrebatado que de costumbre, se lo notaba más la ansiedad a él que al mismo Axel. Quería saber todo y que no estuviera nada fuera de lugar.
—Maldito idiota. — Musitó. —Ya vuelvo. —Avisó antes de salir por la única puerta del lugar.
Sky miró a Axel desde abajo, le apretó la mano que tenía agarrada para que este le prestase atención, a penas lo hizo, los ojos esmeraldas se posaron en ella.
— ¿Te lastimarás igual que la vez pasada? —Preguntó dudosa.
Sky podía apoyarlo en todo, pero siempre lo que más le angustiaba era que el chico no saliera bien parado cada vez que se metía al octágono.
—No quiero verte como antes. —Volvió a decir ella al ver que Axel apretaba los labios. — Dogg dijo que tenías que entrar a arrasar.
El chico suspiró y le paso un brazo por los hombros para estrecharla a él.
—No puedo decirte que saldré sin un rasguño, nube. — Dijo encima de la cabeza de la chica. — Pero puedo prometerte que haré todo lo posible para que no quedar como esa noche, ¿Sí?
Ella respiro derrotada, esa era la pasión del chico y debía apoyarlo.
—Está bien. — Aceptó decaída.
Él al escucharla la separo un poco para fijarse en los ojitos azules, estos tenían preocupación y tristeza.
—No estés triste, nube, no voy a morir. — Dijo sacudiéndola un poco.
No le gustaba que ella se preocupara tanto por él, la entendía, su mamá era así al principio, ya después se acostumbró a ello. Pero la debilidad de Axel era aquella chica, y no le gustaba ser un dolor de cabeza para ella.
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MI RUBIA
RomanceÉl había prometido que no se metería con chicas rubias... pero luego la vio a ella. ESTA OBRA ES COMPLETAMENTE MÍA. QUEDA PROHIBIDA LA COPIA Y LAS ADAPTACIONES A ELLA.