Él había prometido que no se metería con chicas rubias...
pero luego la vio a ella.
ESTA OBRA ES COMPLETAMENTE MÍA.
QUEDA PROHIBIDA LA COPIA Y LAS ADAPTACIONES A ELLA.
Sí, le cambie el nombre a la novela, ya no se llamará más NO RUBIAS, de ahora en adelante será MI RUBIA, pero de eso hablaremos al final. Disfruten.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo Treinta y Siete:Café
Alaia la abrazó con fuerza y ella solo pudo devolver el gesto.
—Lo has hecho de maravilla. — Halagó su amiga la castaña.
Sky se abanicó los ojos pues sentía que no iba a evitar dañar su maquillaje. Estaba conmovida, tenía que admitirlo; era su primer desfile y con una marca importante, realmente no podía creerlo.
—Creí que se me iba a salir el corazón. — Admitió cuando se separaron.
Alaia sonrió.
—Pero lo hiciste muy bien. — Le dijo. — Aún tengo que ir a resolver unas cosas pero a penas todo termine, vengo a buscarte para que vayamos a celebrar todos.
La rubia asintió y le dio una sonrisa.
—Claro, igual creo que faltan algunas fotos oficiales todavía.
Alaia asintió y se fue después de acariciarle el brazo, la rubia caminó hasta las pantallas que estaban detrás de bambalinas. Justo en aquel momento modelaba Steve, uno de los chicos que había conocido ese día. A decir verdad había conocido muchos modelos. Era muy loco todo.
— ¡Sky! ¡Estuviste fantástica! —Antonella Van Ewen apareció por detrás.
La había conocido justo esa mañana, les había tocado juntas mientras las maquillaban, la ojiverde había sido la primera en cruzar palabra.
—Estaba muy nerviosa. — Le dijo ella. — Pero tú no te quedas atrás, estuviste espectacular.
En realidad la chica se veía de otro mundo, era demasiado linda y alta, muy alta.
—Aunque no lo creas siempre tengo nervios. — Confesó.
Sky asintió pues realmente si le creías, siempre se tenía nervios cuando todos los ojos están encima de ti.
—Definitivamente te creo. — Se río. — Sinceramente no creo poder acostumbrarme siempre a esto.
Antonella sonrió y asintió cómplice.
— ¿No debes salir más? — Preguntó ella de repente cambiando de tema.
—No, no, ya termine. — Sky no pudo evitar hacer la cruz, en señal de bendición.
—Yo igual, ¿Qué harás después? — Le preguntó.
Sky se encogió de hombros.
—Mis amigos vinieron a verme junto con el hermano de mi novio, así que creo que vamos a ir a comer a algún lugar. — Supuso ella restándole importancia.
