Había tratado de beber algo, pero en cuanto tomó un vaso de cristal, se le cayó al piso, haciendo que Lucille casi saltara del susto. Respiró hondo y le dedicó una pequeña sonrisa, no quería preocuparla más, ya había pasado por mucho esa noche, necesitaba un respiro.
Tenía que permanecer serena por la niña, pero no podía, recogió los pedazos, pero no pudo evitar que las lágrimas se desbordaran por sus mejillas, ni siquiera podía ver con claridad los cristales. Vio unos pequeños pies, y detuvo a Lucille para que no se cortase, pero aun así no podía mirarla, no quería que la viera tan afectada.
Estaba hecha un desastre, las lágrimas empezaron a impactar contra el piso, y la niña, quedándose en el mismo lugar, se arrodilló y ella no tuvo más alternativa que alzar la vista, pero esta vez no sonrió, estaba tan triste que no podía fingir más.
La miró fijamente unos segundos. —Tenía tanto miedo de que te pasara algo —dijo llorando.
Terminó de recoger los cristales y tomó a la niña en sus brazos. Fue una noche larga, entre declaraciones, interrogatorios, estar bajo el ojo de la policía, y ver a los del equipo forense levantar el cuerpo de dango, todo fue muy traumático para la pequeña niña, la cual se acurrucó en su pecho, y no dijo una palabra hasta que todos se fueron.
Se dio un baño junto a Lucille, y cuando se miró al espejo, notó que estaba muy pálida, de hecho, en unas cuantas horas, su cansancio era tan notorio que la asustó.
—¡¿Cómo diablos se te ocurrió meter a cualquier hijo de perra aquí?! ¡Maldita sea, Roger! —Gritó Dexter, empujándolo.
Ella se quedó en el umbral de la puerta de la habitación, luciendo pálida, con el pelo mojado, y una vieja pijama que la hacía ver más joven de lo que era. La hacía ver como la Camila de hace cinco años, la insegura Camila que siempre dependía de lo que Dexter hiciera o dijera, la pequeña Camila que nunca entendía lo que pasaba a su alrededor, ahora de la mano de una niña, que era su hija, la cual era el reflejo de esa pequeña Camila asustada, de esa Camila sin padre que había estado indefensa todo el tiempo.
Ellos no dejaron de insultarse, y ella no dijo nada, solo se quedó ahí, presenciando el circo que se había convertido su vida.
—¡Por supuesto que sabías que vendrían por ti, maldito hijo de perra! —gritó empujándolo nuevamente—. ¡Eres un imbécil!
Roger se tambaleó hacia atrás, en su cara se veía la rabia bullir, sin embargo, se quedó en silencio, aguantando todos los insultos de Dexter.
—¿Saben qué? —Preguntó ella, interviniendo en la pelea—. Me iré del país, con la niña, ahora mismo, así que pueden dejar de pelearse por nuestra seguridad.
—¿Estás loca? —Preguntó Dexter, mirándola fijamente.
—¿Loca? —Preguntó acercándoseles—. ¿Sabes cuando estuve loca? Cuando los dejé entrar a mi vida, cuando permanecí con ustedes, y cuando dejé que se metieran en mi cama. ¡Eso sí fue una maldita locura! —Gritó enojada—. Ustedes no me mantienen segura, me mantienen en peligro, así que me iré lo más lejos posible, y así finalmente estaré a salvo.
Roger se acercó a ella y puso una mano en su hombro suavemente, Camila no pudo resistirse, rompió a llorar y lo abrasó con fuerza, él acarició su cuello y la apretó con fuerza. —Lo siento —susurró—. Lo siento, mi amor.
Camila se acurrucó en su cuello. —Tengo miedo —dijo lentamente.
Se separó de sus brazos, y dejó que Roger consolara a la niña, era increíble el poder que tenía para calmarla, tan solo se arrodilló y abrió sus brazos hacia ella, Lucille, sin pensarlo, fue hasta él y lo abrasó.
Camila tragó forzado al percatarse de un pequeño detalle: No estaban solos. Su mirada se cruzó con la de Dexter y por primera vez no entendió lo que sus ojos querían decir.
Era una situación incómoda, pero estaba con Roger, si tenía ganas de refugiarse en los brazos de alguien, sería en los de él, aún con sus defectos y todos los errores que cometiera, Roger estaba en su corazón, era algo que se había ganado. Dexter las había perdido, era algo que tenía que aceptar tarde o temprano.
—Largo de mi casa —dijo Roger, enfrentando a Dexter—. Esto es algo que resolveré sin ti.
—¿Cómo lo resolverás? —Preguntó cruzándose de brazos, sonrió—. Espera, creo que sé cómo lo harás, buscarás a otro guardaespaldas para que esta vez logre matar a alguna de ellas ¿No?
Camila lo miró fijamente. —Dex...
—No me iré de aquí —dijo firme—. No hasta saber lo que está pasando.
—No es tu asunto —dijo ella.
—¿no lo es? —Preguntó lanzándole una mirada a Lucille—. Si quieres irte, adelante, pero no dejaré que te lleves a la niña. Si quieres morir es tu maldito problema.
Ella respiró hondo. Su rencor, odio, y rabia salió a relucir, así que sería imposible razonar con él en ese estado, ya lo conocía. —Me iré a la cama, estoy cansada, está a punto de amanecer, y no he dormido nada.
—Estarás en un lugar en donde pueda verte —dijo Dexter, firme.
—Está bien —aceptó resignada. Solo quería descansar con la niña, no le importaba donde, solo quería desconectarse de la noche tan pesada que había pasado.
Buscó mantas y en cuanto se acomodó en el sofá, notó que la niña se acurrucaba contra su cuerpo, y en menos de diez minutos, se quedó profundamente dormida, acarició su cabello. Su pobre pequeñita había pasado por tanto en unas pocas horas, besó su frente. —Mi bebé —susurró, y cuando alzó la vista, casi se sintió mal, por el amor tan puro que ambos hombres profesaban, mirando la escena.
Después de unos minutos, se paró del sofá, el sueño se había esfumado, trató de dormir, pero las imágenes aparecían en su mente una y otra vez. Fue a la cocina, y saltó del susto al escuchar la voz de Roger. —Camila —dijo, y cuando lo miró notó que su mirada se había tornado sombría.
—Fuiste por Dexter... Sabías donde vivía, has estado viéndote con él todo este tiempo, a mis espaldas —recalcó la última frase.
Ella tragó forzado, y retrocedió al ver que él caminaba directamente hacia ella, sus movimientos no presagiaron buenas intenciones, y eso la asustó.
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:O OH OH
Continuará...
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VOLVERÉ II.
Fanfiction© 2017, Samara García. Todos los Derechos Reservados. Título Original: volveré II. Todos los Derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial. [Art. 56, Ley 424-06] República Dominicana.