VOLVERÉ II.

47.

Llegó a casa molesta. ¿Qué demonios se creía Katrina? Ella no tenía ni idea de todo lo que había pasado con Dexter, ella solo se había acostado con él un par de veces y ya creía que lo conocía del todo.

Ella había estado con Dexter cuando él era un empresario, lo conoció en su mejor momento, y también en el peor, ellos habían pasado por mucho juntos.

Frunció el ceño, la verdad era que esto era totalmente nuevo para ella. En los últimos meses habían pasado cosas que la hacían preguntarse si este era su Dexter, porque no sentía como si este fuera el hombre del que se enamoró perdidamente cinco años atrás, era una persona totalmente diferente. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Talvez Katrina tenía razón, y ya no conocía a Dexter. Talvez el antiguo Dexter se quedó encerrado en esa cárcel y nunca salió.

Al otro día, Roger se ofreció a ir por la niña a la escuela, y ella no lo dudó. Al salir del trabajo condujo hasta la casa de Dexter. Necesitaba respuestas, ya estaba harta de juegos. No iba a permitir que siguieran haciéndole daño, ya era hora de poner las cartas sobre la mesa.

No sabía exactamente cómo terminaría todo, pero no lo iba a dejar luchar solo. Trató de mantenerlo alejado, es decir, era lo mejor para la niña, pero, ¿Realmente había sido lo más conveniente? Era cierto que él había hecho cosas malas, pero ya había pagado por eso, ya había pasado cinco años en la cárcel.

Era hora de avanzar, de pasar página. Quería verlo, porque quería saber todo lo que estaba pasando. Había cometido un error, no podría vivir en paz sabiendo que él la estaba pasando mal, él era el padre de su hija, y ya era hora de que lo dejara asumir su papel.

Hablaría con Roger, tenía que permitirle llegar a la niña de alguna forma, él lo merecía.

Tocó la puerta varias veces, pero nadie contestó, giró el pomo y entró a la casa. —¿Dex? ¿Estás aquí? —Preguntó lentamente.

Su corazón se aceleró al ver que todo estaba patas arriba, y no solo eso, las ventanas estaban rotas, dio unos cuantos pasos por todo el desastre y en la pared visualizó sangre. —¡¿Dexter?! —Gritó preocupada.

Dos hombres salieron de la habitación. Estaban armados y parecían peligrosos. —¿Dónde está Dexter? —Preguntó bruscamente.

—Talvez tú puedas decírmelo —dijo uno de ellos, apuntando la pistola en su dirección—. ¿Dónde está él?

Ella estaba hiperventilando. Estaba aterrada, no dijo nada porque sinceramente no podía. Probablemente moriría en ese momento. —¡Habla! —gritó uno de los hombres, haciéndola gritar del susto.

—¿Qué es lo que quieren? —Preguntó llorando.

Sintió una presencia detrás de ella, y después que la tomaron por los hombros. Miró hacia atrás y lloró de pánico al ver al mismo hombre que había visto en los lugares que frecuentaba, al hombre del cual sospechaba que la seguía. A su lado había otro hombre, al cual también lo había visto repetidas veces.

—Vienes con nosotros —dijo el que la tenía sujeta.

El hombre que la apuntaba con la pistola, sonrió, y bajó el arma. —¿Por qué me quitas la diversión, Martín?

—Ella está con nosotros —dijo al que habían llamado Martín—. Está fuera de tu alcance.

Él hombre de la pistola, sonrió malvadamente. —Está bien, Martín. Cambiaste de bando pero aún te respeto.

El hombre que la tenía sujeta la empezó a arrastrar fuera del local. —Y Martín —dijo el hombre de la pistola, atrayendo nuevamente su atención—. Dile a tu jefe que aún tenemos asuntos pendientes por resolver.

Cuando estuvieron fuera de la casa, Camila se apartó de ellos. —¿Quiénes son? —Preguntó bruscamente—. ¿por qué me han seguido todo este tiempo? ¿Dónde está Dexter?

—tenemos ordenes de llevarte a casa —dijo Martín, mirándola fijamente.

—¿ordenes de quién?

—Mías —dijo Roger saliendo del auto, estaba realmente enojado—. Ahora entra al maldito auto, necesitamos hablar.

Y por primera vez estando a su lado, Camila sintió miedo.

***

D:

Continuará...